martes, 15 de enero de 2008

NASHERIAS: La estatua

Por Crispín Piritaño
Celendín
-¡Tenemos que tomar la Plaza Bolivar!
Era la consigna que el coordinador de la marcha esparcía entre las columnas de maestros que protestaban por la avenida Abancay. Todos corríamos desordenadamente, entre gases lacrimógenos que nos arrancaban lágrimas de rabia e impotencia, amenazados por los robots con cascos y largos escudos transparentes que mostraban difusos rostros fachistas. Era el cordón represivo que impedía nuestro objetivo.

Antigua Plaza de la Inquisición en 1900, antes de construirse el Parlamento.
Pero allá fuimos, arremetimos como la serpiente inca que engullía territorios en la antigüedad y nos apoderamos de la Plaza Bolívar, donde los dirigentes presentarían un copioso pliego de reclamos para paliar la triste situación de los maestros del Perú. Del Palacio Legislativo salieron los oportunistas de siempre, algunos congresistas que, pensando en la próxima reelección, aprovechaban la coyuntura para ofrecer a los maestros -vía megáfonos- mejoras laborales y salariales que nunca cumplirían.
Sudoroso y cansado, dije a los pocos combativos de la base:
-Vamos a buscar la sombra de un árbol hasta que terminen de hablar los oportunistas.
Una vez a buen recaudo, hicimos una chanchita para comprar unos helados que compartiríamos para matar el calor. Cada uno aportaba solidariamente lo poco que teníamos.
Uno de mis compañeros, el más chato, se había quedado estático observando la estatua ecuestre de Bolívar que se yergue en el centro de la plazuela, vilmente pintada de negro por ignaros conservadores del parque en lugar de bruñirla para destacar el brillo del bronce.
-Mira, Crispín –dijo admirado-¿has visto esa hermosa estatua frente a nosotros?
-Claro, es la efigie del Libertador Simón Bolívar, mandada hacer por Bartolomé Herrera en 1853, cuando era plenipotenciario del Perú en Roma y es obra del escultor italiano Adán Tadolini.
-¡Que bestia! ¡Parecen vivos el jinete y el caballo!
-Claro, es una obra de arte de estilo realista.
-¿Y es de plástico, no, Crispín?
-¿Cómo? Por eso estamos como estamos ¿Cómo va a ser de plástico? pedazo de bruto…¡es de bronce!
-¿De bronce? ¡Pasu macho! ¿Cuánto habrá padecido el tallador para hacerla?

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