martes, 27 de julio de 2010

OPINION: Llegó el circo

Por Crispín Piritaño
Llegaron las fiestas patrias y con ellas el circo, pero aquellos de las carpas itinerantes, las banderas de colores, los trajes de fantasía, las proezas de los equilibristas que nos tenían el alma en vilo, la agilidad de las bellas trapecistas, la elasticidad de los contorsionistas, los animales amaestrados y el humor clásico de los payasos, esos no volverán, no existen más.
En su lugar se han posesionado de cualquier espacio los circos de los improvisados, que aprovechan la momentánea fama que tienen en la pantalla chica, nos dan gato por liebre y así tenemos el circo de la Chola Chabuca, que además de denigrar a la mujer andina solo exhibe su procacidad, sus chistes de dudoso gusto y color, en un espectáculo que nunca, de ninguna manera, será apto para niños. Lo mismo existen el circo de Manolo Rojas, de Jorge Benavides y los chistes racistas e imbéciles de la paisana Jacinta y el Negro Mama.

La juventud que no tiene trabajo convertida en saltimbanqui.

Otro tanto ocurre con Alfredo Benavides y toda la caterva de pretendidos cómicos que han tergiversado la verdadera esencia del circo y lo han convertido en un espectáculo grotesco en donde se lucen estos personajes y parchan la función contratando a un par de trapecistas de medio pelo para demostrar que hay o hubo circo.
El pueblo no olvida que estos mercenarios del humor se vendieron a los dólares de Montesinos y se prestaron con su grosería chabacana a mantener adormecido al pueblo, mientras el chinito y su gemelo hacían de las suyas, cual ratas históricas, llevándose al Perú entero convertido en maletas de billetes verdes. La avidez por el dinero de estas prostitutas del poder y del espectáculo los hace incursionar en terrenos ajenos, quitándoles a los verdaderos artistas de circo la oportunidad de ganar algún dinero en la temporada. Y todos quieren hacer su agosto en julio, hasta la Chilindrina ha llegado con un espectáculo parecido y viene al Perú a hablar mal del Chavo y de Kiko, porque en su país no tendría el permiso de las autoridades educativas para presentar un espectáculo que tiene de todo, menos de circo.
Así, todos estamos zambullidos en la trágica función. Lima en la actualidad, pese a los bocinazos de Crazy Horse, anunciando que nadamos en la abundancia, se ha convertido en un circo gigantesco en donde los conductores de vehículos tienen que hacer malabares para sortear el cúmulo de construcciones y destrucciones que infestan las pistas de la ciudad, y como si esto fuera poco, en cada esquina, aprovechando el cambio de luces del semáforo, están los jóvenes que por falta de trabajo hacen de malabaristas, tragafuegos, contorsionistas y magos a cambio de un sencillo, de lo que se su buena voluntad, sufrido ciudadano. ¡Viva el Perú! ¡Viva el circo!

¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Crispin don pésimo, en ves de escribir y escribir situaciones sin remedio, porque así le gusta a la gente, dedícate hacer algo por Celendín, que de pobreza estamos cada día peor y no haces ninguna acción que se note por todos los paisanos.

Anónimo dijo...

Escribir de la realidad no gusta a los gobiernistas que prometieron el oro y el moro para cambiar el país y lo único que cambiaron fue sus bolsillos. Las críticas de Crispin son muy importantes mirémolas por donde las miremos.

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