viernes, 2 de septiembre de 2011

PUBLICACIÓN: La educación, herida de muerte

Por Jorge Horna Chávez
Lima

El Instituto Superior Pedagógico “Arístides Merino Merino” ha cumplido 50 años de existencia; su fundación fue el año 1961. En homenaje a esta significativa conmemoración está circulando la revista Visión Aristideana, No. 14, del mes de julio 2011. Es relevante que los contenidos publicados lleven la firma de los profesores que laboran en dicha institución.

Publicación de Aniversario Bodas de Oro del ISP "Arístides Merino Merino"

Hay escritos y notas sobre la historia del Pedagógico, una semblanza de don Arístides Merino M., con la valiosa sugerencia de que sus restos mortales sean exhumados y trasladados a Celendín; compromiso que debe asumir el Instituto que lleva su nombre. También un resumen hecho por Jorge W. Izquierdo sobre las diversas revistas que se publicaron en el seno del Pedagógico a lo largo de su vida institucional; y muchos temas esencialmente pedagógicos: trabajo docente en el aula, aspectos sicopedagógicos, evaluación educativa, estudios de género, educación rural, cultivo de la expresión oral, desarrollo de actividades artísticas, música y danzas folclóricas (Tinkuy), un enfoque acerca de la enseñanza de idiomas, metodologías, reflexiones.
Hay un texto firmado por el profesor Segundo Ramos Díaz Luicho, titulado Las diez plagas, que merece ser resaltado por la veracidad expuesta y la revelación de una hiriente realidad. Con el propósito de resumir el extenso escrito (pgs. 14 y 15), es necesario tomar las ideas textuales (lo entrecomillado son expresiones del profesor Díaz Luicho).
1.- “La plaga que está anulando el desarrollo de los procesos cognitivos (adquisición de conocimientos) de nuestros alumnos, debido al trabajo improvisado y rutinario” ejercido por los docentes de los diversos niveles educativos.
2.- “La plaga que lleva a perder sistemáticamente largas horas de efectivo trabajo” (los recreos que sobrepasan lo establecido, inasistencias y tardanzas reiteradas e injustificadas); es decir “las horas de descanso interminables”. Esta plaga se agudiza en las zonas rurales donde “maestros” irresponsables, carentes de ética hacen tabla rasa de la función pública docente.
3-4.- “El descrédito de la educación pública (estatal) y la aversión a las capacitaciones”, que hace que un amplio sector del magisterio peruano sea absorbido por “la plaga de inercia cerebral y profesional”.
5.- “Negativa a renovar nuestros obsoletos paradigmas. Esta plaga permite que nuestros alumnos anden (sic) muy confundidos queriendo abrirse paso en esta era digital, pero con estrategias del siglo antepasado”.
6.- “La plaga del robo directo de preciadas horas de aprendizaje a nuestros alumnos y al Estado y acostumbrando a gandules (holgazanes) a llevarse el sueldo sin merecerlo”.
7-8.- “Formación profesional deficiente y la falsa certificación” (grados, títulos y otros documentos adulterados, fraguados, “bambeados”). “Estas dos plagas están llevando a nuestro país al despeñadero con falsos profesionales, que se refleja en la mediocridad y el subdesarrollo”.
9.- “La plaga que permite el ingreso al magisterio de personas incompetentes que acaban con la esperanza y el derecho de los alumnos a recibir una educación de calidad (La maldición de la evaluación”).
10.- “El falso filtro seleccionador”: los concursos públicos para contratación o nombramiento en el sector público deberían llamarse subastas públicas (quien más paga tiene asegurado el puesto). “Esta plaga determina que estemos avivando y potencializando la delincuencia en la educación”.
Tantas son las plagas que nuestra maltrecha educación adolece con el consentimiento, complicidad y participación corrupta de trabajadores y “funcionarios” (la excepción siempre estará por allí incomodando a los deshonestos) de los organismos que administran el sector educación: escuelas, colegios, Unidades de Gestión Educativa (UGELs), Direcciones Departamentales y Regionales, Ministerio de Educación.
Hay otra plaga que, supongo por agotamiento, no se ha mencionado: la plaga de aquellos profesores de institutos pedagógicos que se han convertido en negociantes cobrando miles de soles por “asesorar” la redacción de un simple y repetitivo trabajo monográfico (no es Tesis), requisito exigido a los estudiantes para optar el título de profesor. Futuros docentes que no han sido formados para desarrollar sus capacidades investigativas y el cultivo del amor a la lectura y que recurren al facilismo. Estos “doctos docentes asesores” (las comillas son mías) cual langostas egipcias hacen su agosto en cualquier época del año.
Continúan las plagas…

¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
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