miércoles, 23 de noviembre de 2011

CANTACLARO: Hora histórica para Cajamarca

Por Constante Vigil
Celendin
“He visto un conjunto de lagunas y me dicen que las quieren vender…¿Ustedes venderían su agua? ¿Qué es más importante, el agua o el oro? Porque ustedes no toman oro, no comen oro, pero nosotros tomamos agua, nuestras criaturas toman agua, nuestro ganado toma agua y de allí sale la leche, salen los quesos, sale la riqueza… La agricultura necesita el agua, y por lo tanto, yo me comprometo a respetar las actividades de la agricultura y la ganadería… El agua para los peruanos”
Estas palabras, que perfectamente podrían atribuirse al más recalcitrante antiminero, fueron pronunciadas, sin embargo, por el candidato a la presidencia Ollanta Humala en su gira pre electoral por Cajamarca luego de perder en la región en la primera vuelta electoral. El pueblo crédulo, harto de las agresiones y contaminación de Yanacocha en la zona, votó por él y sus votos fueron decisivos a la hora del conteo final. El pueblo estaba contento por el triunfo del nacionalismo que le diría NO a la Newmont Mning Co., alias Yanacocha, alias Minas Conga, en su intento de seguir perpetrando toda clase de atropellos en la región.

Todos al paro contra la destrucción y desaparición de las lagunas de Celendín.

La plutocracia que vive de las migajas de las transnacionales que ayer temblaban ante la posibilidad de que Ollanta acceda al poder y les prive de sus privilegios, ahora son capaces de sacarlo en hombros por la puerta grande. En el reverso de la medalla el pueblo que aplaudió alborozado y esperanzado por su elección, ahora lamenta el giro diametral que ha tomado el otrora “nacionalista” y ve con horror que ha dirigido la metralla en su contra.
En uno de los momentos más álgidos para la historia de Cajamarca, el otro sucedió 480 años atrás, el 16 de noviembre de 1532, en que el oro, lejos de representar un signo de progreso para la región ha sido como una maldición pues atrajo la codicia y voracidad de los extranjeros a quienes jamás les importó el poblador campesino, al que avasallaron en su afán homicida de hartarse de oro. En un momento como este, repetimos, Ollanta Humala quiere “respetar” a todo trance los acuerdos entreguistas firmados por el gobierno de Alan García y dar paso al proyecto Conga que afectará drásticamente a la agricultura y ganadería hasta el grado de desaparecerlas de la región.
Cuando las fuerzas vivas y conscientes de Cajamarca se han unido para hacer frente al monstruo y pararán indefinidamente este 24 de noviembre, el gobierno anuncia que está dispuesto al diálogo, pero ha movilizado a 2000 efectivos del ejército y la policía para proteger los intereses de la minera. Preguntamos: ¿Quién cubre los costos de logística que este inusual movimiento importa? ¿Es lícito usar los dineros del pueblo para pagar la movilización y demás costos de un personal que va a agredir y reprimir a otros peruanos que solo están reclamando su derecho a sus tierras y a vivir en paz? ¿O es acaso minera Yanacocha la que asume estos gastos y compra armamento para armar a sus trabajadores en contra de humildes campesinos?
De ser lo primero estaríamos asistiendo a la génesis de otro “baguazo” con consecuencias imprevisibles de violencia. Enviar a un ejército desmoralizado, que jamás consiguió victorias en conflictos internacionales, a enfrentarse a hombres mujeres y niños que viven de la tierra nos parece criminal y fratricida, digno de los tiempos de Fujimori y Alan García. De ser cierta la última interrogante, estaríamos asistiendo a la entronización de un estado dentro de otro estado, con leyes propias y que puede perpetrar cualquier acción en contra del Perú y los peruanos. Eso, señor Ollanta, no es nacionalismo. Eso se llama vender a la Patria.
El momento es histórico para Cajamarca y de su entereza depende el nuevo trato que tenga la minería en el país. Los ojos del mundo, sobre todo el de los ecologistas y amantes de la vida, que de ningún modo somos antimineros como quieren tildarnos los portavoces de la derecha recalcitrante, están atentos a la lucha de los campesinos de Huasmín, Sorochuco y La Encañada y diremos como el gran poeta José Martí: Hemos visto al monstruo, conocemos su entraña y nuestra honda será la de David.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

conga no va, no ala contaminacion

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