viernes, 11 de mayo de 2012

OPINIÓN: No quiero, no quiero, pero échalo a mi sombrero

Por Crispín Piritaño
Celendín
Las amenazas de la Newmont Minning, alias Yanacocha, y sus cómplices de Buenaventura de retirar su inversión si el estado persiste en ejecutar las recetas de los peritos peninsulares sobre el tratamiento que recomendaron específicamente para la conservación de las lagunas es una demostración fehaciente de que les interesaba un bledo la conservación del medio ambiente, dar trabajo a los cajamarquinos y menos el progreso de la zona. La amenaza es para que los cajamarquinos bajemos la guardia y puedan ingresar. Es la vieja táctica del ¡No quiero, no quiero, pero échalo a mi sombrero.
Estos amagues han preocupado sobremanera a los felipillos y a algunos aspirantes a serlo que de inmediato se han puesto a editorializar en algunos medios radiales y escritos que ¡Cuidado Yanacocha vaya a retirar su inversión, porque ahí si perdemos soga y cabra! La pregunta que surge ante esta rasgadura de vestiduras, digna de un Caifás, es ¿De qué soga y de qué cabra hablamos?
Pensar que por que Yanacocha se retire de Minas Conga vamos a perder mucho es iluso. Cualquier persona que tenga más de dos dedos de frente caerá en cuanta que Yanacocha no es un empresario grato a los ojos del 98 % de los cajamarquinos –el otro 2 % es de los que hacen negocios con Yanacocha o aspiran a recibir alguna migaja- por lo tanto no hay ninguna cabra para el seco.
Nosotros siempre hemos abogado porque sean los propios peruanos quienes explotemos nuestros recursos y para eso necesitamos tecnología. El estado debe preocuparse de impulsar la educación de los jóvenes para hacer de ellos los futuros técnicos que deben convertir al Perú en un verdadero país minero y no en una simple vaca a la que se le exprime la leche y finalmente se la carnea.
Por desgracia nuestro gobierno no tiene visos de preocuparse por la educación. Le interesa el dinero fácil que proviene de enajenar nuestros recursos ofreciéndolos en cualquier gira que emprenda por el mundo, tratando de convencer a los posibles inversores que, pese a que se disfrace de nacionalista, jamás emprenderá las acciones de Cristina Fernández de Kirshner ni de Evo Morales y que en el Perú sus inversiones estarán garantizadas por fuertes ganancias.
¡Qué lejos está Humala de la imagen que se forjaron miles de peruanos que votamos por él! Su cacareado nacionalismo solo fue una engañifa para capturar votos y ahora se ha convertido en un sumiso de las transnacionales, que prefiere salir de gira, antes de enfrentar una crisis política como la que ahora padecemos por el inepto tratamiento del problema de los narco terroristas del Vrae que han puesto en jaque a la nación.
Si cree que con la renuncia de los ministros Otárola y Lozada -acosados por la prensa mediática y una oposición que en su tiempo de gobierno tampoco aportó nada para solucionar el problema- se ha terminado la crisis, porque muerto el perro se acabó la rabia, se equivoca de medio a medio, pues mientras persista el inepto Valdés como Premier la crisis continuará y su gobierno seguirá dando tumbos hasta perderse en la nada.
En cierta ocasión le preguntaron al actor John Wayne cómo solucionaría la crisis ruso americana generada por la guerra fría y contestó muy suelto de huesos que bastaba un par de puñetazos a Khrushchev y quedaba zanjado el asunto. Valdés tiene ese pensamiento, cree que basta ser prepotente para imponer un proyecto que es repudiado en todo el mundo. Un premier que desecha el peritaje de Grufides, calificándolo de “político” y acepta como “técnico” el parche que ordenó y pagó con la plata de todos los peruanos al EIA de Yanacocha no tiene capacidad para estar en el sitio que inmerecidamente está. Por eso Wayne solo recibió un Oscar como premio consuelo cuando ya estaba en el ocaso de su carrera y a Valdés le vamos a demostrar los cajamarquinos que no es nadie para imponernos a Yanacocha por 20 años más.
En CPM siempre lo hemos dicho, celendinos somos los que amamos a nuestra tierra, la llevamos grabada a fuego en el corazón y anhelamos su conservación en todo sentido, no aquellos que se aprestan a trabajar con la minera o ya están comprando casonas viejas para convertirlas en hoteles en donde alojar con todo confort a los destructores de Celendín. Así no juega Perú.

¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN. CONGA NO VA, Y NO VA!

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