lunes, 1 de agosto de 2011

CANTACLARO: Y se va la bolita (minera)…

Por Constante Vigil
Celendín
Mientras el pueblo peruano y en particular el celendino anda distraído en las fiestas patrias y patronales, El Comercio, en su edición del 28 de julio, anuncia con bombos y platillos que la Newmont Mining, alias Yanacocha, alias Minas Conga, aprobó el financiamiento total del proyecto Conga como una expansión de Yanacocha en la región Cajamarca. El Comercio puntualiza que esta aprobación demuestra el compromiso de la empresa para generar crecimiento y rentabilidad en el futuro.

Autoridades regionales y pobladores de la zona de Conga presienten el peligro que representa la minera.

La inversión de capital en Conga se estima entre US$ 4.000 y 4.800 millones. El inicio de producción del proyecto para finales del 2014 y se estima que la vida útil de la mina Conga será de alrededor de 19 años. La producción anual de los primeros cinco años se calcula entre 580 y 680 mil onzas de oro y entre 155 y 235 millones de libras de cobre por año. Si nos ponemos a echar números nos sorprenderemos de enterarnos de las fabulosas ganancias que obtendrá la minera en la explotación de Conga.
Como siempre, el felipillo Carlos Santa Cruz ha indicado que el proyecto generará más de 5 mil nuevos puestos de trabajo e incluirá diversos proyectos de responsabilidad social. La pregunta que cabe frente a estos anuncios de Santa Cruz es: ¿trabajo para quiénes? Los comerciales del ciego Oblitas y el locuaz economista Nano Guerra García, quienes afirman que la minería ofrece mucho trabajo es un prejuicio que no se sustenta en la realidad: de los 230 mil trabajadores mineros que laboran en los centros mineros peruanos, más del 70 % no tiene estabilidad ni derechos laborales.
¿Cuántos de nuestros jóvenes estudiantes tendrán trabajo en el proyecto Conga? Los 5 mil ingenieros y técnicos que se necesitan para los próximos cinco años no se forman en las Universidades de Cajamarca ni en otras ciudades mineras, llámese Ancash, Pasco, Tacna, etc. Queda claro entonces que solo trabajarán en la minera los ayayeros que actuaron como heraldos de los cantos de sirena, quienes laborarán como administrativos, capataces, o cualquier otra labor que no demande condiciones técnicas, porque evidentemente no las tienen.
No queremos pecar de agoreros, pero, conociendo el modus operandi de la minera y la desastrosa experiencia de Cajamarca, en 20 años de explotación nada bueno podemos esperar los celendinos, y sí mucho de malo en los aspectos morales, sociales y sobre todo ambientales. Por de pronto nuestras hermosas lagunas que sustentaban la existencia del río Sendamal-La Llanga y los feraces valles en sus riveras desaparecerán por falta de agua y la poca que quede estará contaminada y por lo tanto inservible para la agricultura y ganadería. El daño que produzca esta minera “responsable”, que recurre a la lixiviación del cianuro para su explotación, es irreversible y lo menos que podemos esperar es una tierra yerma para los próximos cien años ¿Esa es la herencia que dejaremos a nuestros hijos?
Da pena y rabia constatar como los interesados en la explotación, autoridades de diversa índole y los que pescarán a río revuelto sin arriesgar nada, se frotan las manos y babean de gusto calculando las ganancias que obtendrán sin importarles un bledo la salud de los miles de campesinos que sufrirán las consecuencias de de esta generosa inversión capitalista. ¡Qué importan los sufrimientos de miles de campesinos y sus familias! Total, el progreso tiene costos difíciles que se deben aguantar. ¡Para eso vivimos en la modernidad!

¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!

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