El momento crítico que vive Cajamarca, y en especial Celendín, con la amenaza latente que significa la presencia funesta de un gobernante enclenque y carente de valores nacionalistas, que por favorecer a la derecha que lo ha secuestrado, no duda en manipular y corromper a los felipillos que nunca faltaron en la región y en amedrentar y hasta asesinar a los que están dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre en defensa de la vida, no solo de Cajamarca, sino del mundo entero.
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En esta carrera de la muerte, emprendida por los sedientos de oro y sangre, con la aquiescencia de un gobierno mentiroso y traidor, han caído muchos hermanos heridos y cuatro muertos, dejando en el desamparo a sus familias. Ellos claman justicia y la ayuda de todos para continuar en su decisión de defender nuestra heredad. Hay que demostrarle al mundo que lo civilizado es construir, no destruir; que la razón asiste a quienes aprovechan sabiamente los recursos que nos brinda la naturaleza, de manera que permanezcan como un legado a las generaciones del futuro. A los destructores y sus acólitos la historia los juzgará y los niños del futuro los condenarán.
En esta hora aciaga en que el gobierno parece decidido a cumplir las órdenes de su patrón, el único recurso que nos queda es la unión de nuestras fuerzas a través de la solidaridad. No podemos permanecer indiferentes, ni impasibles, mientras nuestros hermanos dan muestras claras de coraje y valor, debemos ser sensibles y sensibilizar a los pensantes que creemos que es inaudito y bárbaro atentar contra el planeta, destruyendo la obra de millones de años por una sed insaciable de oro y de sangre.
Los que creemos que el mundo estaría mejor si no existieran estas transnacionales de la destrucción y la muerte tenemos que manifestarnos ahora, a través de los BONOS DE LA SOLIDARIDAD, que el Comité de Apoyo a Celendín ha sacado a la venta para atender las necesidades más urgentes de los caídos y sus familias. Colaborar con un bono es apoyar con firmeza a la sensatez, es decirle NO a los ambiciosos y ávidos de riquezas y de sangre, es no permitir que los felipillos de turno le limpien el camino a los jinetes apocalípticos de la muerte.
¡HERMANO, ESCUCHA LA VOZ DE TU CONCIENCIA. CONGA NO VA, NI HOY, NI NUNCA!
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