Mientras la Gran Marcha Nacional de Agua se acerca desde diversos puntos del país a la capital, asistimos con estupor a las cifras interesadas de El Comercio que pretende minimizar el calibre de la manifestación afirmando, como el desubicado Fernando Rospigliosi, que son cuatro gatos los que defienden la vida en un Perú, que en la última semana ha ocupado uno de los cuatro primeros lugares entre los países más contaminados del mundo.
En el tercer día de marcha, la columna procedente de Cajamarca llegó a Trujillo en donde realizarán una serie de actividades culturales, foros y movilizaciones populares para sensibilizar al pueblo a fin de que se integre a la protesta. Nuestro paisano César Aliaga Díaz, vicepresidente regional y el sacerdote Marco Arana lideran la marcha que llegará simultáneamente con otras columnas procedentes de diversas regiones del país el próximo 9 de febrero a Lima.
El presidente de la Confederación de Comunidades Afectadas por la Minería (Conacami), Magdiel Carrión, expresó que Cajamarca “puede hacer retroceder la ambición de las transnacionales”, al indicar que “las rondas campesinas tenemos la fuerza, por lo que el Estado tiene que entender que el agua es un derecho humano, no una mercancía”.
El pueblo debe tener conciencia de que se trata de una cruzada mundial en defensa de la vida, tal como lo expresa el ex viceministro de Gestión Ambiental en un artículo publicado hoy en el diario La Primera (CPM).
Por José de Echave C.
Contrariamente a lo que muchos piensan, los conflictos vinculados a la minería no son una exclusividad del Perú. Un informe reciente del Programa de las Naciones para el Medio Ambiente, da cuenta que el 40% de los conflictos mundiales internos están relacionados con la explotación de los recursos naturales, destacando los conflictos mineros.
Por lo tanto el conflicto minero es hoy en día un conflicto global. Está presente en Asia, África, Oceanía y las Américas. ¿La explicación? La minería ha estado en una fase expansiva sin precedentes en todo el mundo en cuanto a inversiones, exploración, producción y control de territorios.
Las poblaciones en casi todos los continentes desarrollan luchas de resistencia y demandan mayores regulaciones y controles. Muchas empresas que operan en el Perú han sido denunciadas en otros países y hasta sus funcionarios han sido ocasionalmente detenidos y enjuiciados.
El propio Consejo Internacional de Minería y Metales, asociación que agrupa a las principales empresas mineras en el mundo, reconoce el conflicto como global y acepta la necesidad de hacer ajustes en las estrategias y en las políticas mineras. Sin embargo, su influencia parece que no llega a las empresas que operan en el Perú.
En los últimos años los conflictos mineros en nuestro país han aumentado en número e intensidad. Una prueba de ello es que un conflicto como el de Conga se trajo abajo a todo un gabinete y marcó el cambio de rumbo de la política del novísimo gobierno. Nunca antes había pasado.
Los conflictos mineros a nivel global cuestionan las políticas de romoción de la minería: concesiones, estudios de impacto ambiental débiles, ausencia de fiscalización y consulta, el agua y la coexistencia con otras actividades, son algunos de los temas colocados en la agenda por varios Conga en todo el mundo.
Esa es la agenda que se trabaja a nivel global para intentar colocarse por delante de los conflictos y no solamente apagar incendios. Para lograrlo se necesita sobre todo voluntad política para implementar las reformas. Voluntad política que rápidamente el gobierno peruano parece haber dejado de lado.
La expectativa de hace apenas medio año ha sido reemplazada por el temor y el pesimismo. Mientras tanto la Sociedad Nacional de Minería aplaude. Habrá que ver qué nos depara el futuro inmediato, aunque seguramente seguiremos viendo a poblaciones enteras luchar por sus derechos, mientras siguen esperando por las reformas que no llegan.
En el tercer día de marcha, la columna procedente de Cajamarca llegó a Trujillo en donde realizarán una serie de actividades culturales, foros y movilizaciones populares para sensibilizar al pueblo a fin de que se integre a la protesta. Nuestro paisano César Aliaga Díaz, vicepresidente regional y el sacerdote Marco Arana lideran la marcha que llegará simultáneamente con otras columnas procedentes de diversas regiones del país el próximo 9 de febrero a Lima.
El presidente de la Confederación de Comunidades Afectadas por la Minería (Conacami), Magdiel Carrión, expresó que Cajamarca “puede hacer retroceder la ambición de las transnacionales”, al indicar que “las rondas campesinas tenemos la fuerza, por lo que el Estado tiene que entender que el agua es un derecho humano, no una mercancía”.
El pueblo debe tener conciencia de que se trata de una cruzada mundial en defensa de la vida, tal como lo expresa el ex viceministro de Gestión Ambiental en un artículo publicado hoy en el diario La Primera (CPM).
Por José de Echave C.
Contrariamente a lo que muchos piensan, los conflictos vinculados a la minería no son una exclusividad del Perú. Un informe reciente del Programa de las Naciones para el Medio Ambiente, da cuenta que el 40% de los conflictos mundiales internos están relacionados con la explotación de los recursos naturales, destacando los conflictos mineros.
Por lo tanto el conflicto minero es hoy en día un conflicto global. Está presente en Asia, África, Oceanía y las Américas. ¿La explicación? La minería ha estado en una fase expansiva sin precedentes en todo el mundo en cuanto a inversiones, exploración, producción y control de territorios.
Las poblaciones en casi todos los continentes desarrollan luchas de resistencia y demandan mayores regulaciones y controles. Muchas empresas que operan en el Perú han sido denunciadas en otros países y hasta sus funcionarios han sido ocasionalmente detenidos y enjuiciados.
El propio Consejo Internacional de Minería y Metales, asociación que agrupa a las principales empresas mineras en el mundo, reconoce el conflicto como global y acepta la necesidad de hacer ajustes en las estrategias y en las políticas mineras. Sin embargo, su influencia parece que no llega a las empresas que operan en el Perú.
En los últimos años los conflictos mineros en nuestro país han aumentado en número e intensidad. Una prueba de ello es que un conflicto como el de Conga se trajo abajo a todo un gabinete y marcó el cambio de rumbo de la política del novísimo gobierno. Nunca antes había pasado.
Los conflictos mineros a nivel global cuestionan las políticas de romoción de la minería: concesiones, estudios de impacto ambiental débiles, ausencia de fiscalización y consulta, el agua y la coexistencia con otras actividades, son algunos de los temas colocados en la agenda por varios Conga en todo el mundo.
Esa es la agenda que se trabaja a nivel global para intentar colocarse por delante de los conflictos y no solamente apagar incendios. Para lograrlo se necesita sobre todo voluntad política para implementar las reformas. Voluntad política que rápidamente el gobierno peruano parece haber dejado de lado.
La expectativa de hace apenas medio año ha sido reemplazada por el temor y el pesimismo. Mientras tanto la Sociedad Nacional de Minería aplaude. Habrá que ver qué nos depara el futuro inmediato, aunque seguramente seguiremos viendo a poblaciones enteras luchar por sus derechos, mientras siguen esperando por las reformas que no llegan.
¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN, CONGA NO VA, Y NO VA...!
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