sábado, 8 de noviembre de 2008

CANTACLARO: El pueblo en lucha

LAS LECCIONES DE CAJABAMBA
Por Constante Vigil
Celendín
No somos partidarios de la violencia, para nada, pero a veces pensamos que es el único camino que, al parecer, se les deja a los pueblos olvidados secularmente, que no tienen otro modo de hacer oír en sus justos reclamos. Nuestra hermana provincia de Cajabamba, cansada de tantos años de postergación y olvido, decidió sacudirse del marasmo indolente que la postraba y se levantó en pleno, autoridades, organizaciones civiles y pueblo en general para dejar un precedente histórico a las generaciones venideras de cómo se lucha por los derechos comunes.
Y Cajabamba no es el único foco de protesta en Cajamarca ni en el país. El descontento frente a un gobierno que vive inmerso en sus problemas internos derivados de los petroaudios, es un clamor que se levanta de todas partes. Ante las declaraciones y chantajes emitidos desde la ¿clandestinidad? por León Alegría, las altas esferas del gobierno se han echado a temblar. ¿Qué monstruo nos acechará desde la oscuridad?
Después de dos semanas de conflictos, los cajabambinos acordaron dar una tregua al gobierno para que solucione sus problemas de asfaltado de la carretera a Cajamarca, electrificación rural y autonomía para la UGEL de Cajabamba. Sobre esto último y en concordancia con el papel de líderes que para bien, en algunos casos, tienen los maestros en la colectividad, se centró la actuación del SUTE provincial en el conflicto.

Los pueblos se están cansando de esperar...
Naturalmente que esta posición exasperó al personajillo más servil de cada gobierno de turno como es el amplio y adiposo comentarista Raúl Vargas de RPP, autor ingenioso de la originalísima obra “La Divina Comida”, que denostó la ingerencia del gremio magisterial aduciendo que ese no era un conflicto educativo. ¿Es o se hace, amigo Vargas?
Actitudes como la de Cajabamba enseñan lo que tenemos que hacer para solucionar nuestros eternos problemas, empezando por el asfaltado de la carretera Cajamarca – Celendín – Balsas, obra fundamental para el desarrollo de la región, que se ha convertido en la eterna burla para nuestra provincia. La obra está parada de nuevo.
Detengámonos un poco en este punto. Si examinamos bien los hechos veremos quienes son los culpables de este nuevo engaño al pueblo celendino:
- Durante la gestión de Felipe Pita, se inició la obra a cargo de la Empresa COSAPI, que concluyó el primer tramo Cajamarca – La Encañada.
- En la gestión de Jesús Coronel, en lugar de ratificar la confianza en esta empresa -porque es como en el fútbol: equipo que gana no se cambia-, en julio de 2006 se decidió contratar los servicios de la Universidad Nacional de Ingeniería, dándosele un adelanto de 45 millones de soles y comprometiéndose la UNI a entregar la obra en 270 días contados a partir de la fecha del contrato. Malaya el momento en que se firmó ese acuerdo.
Se van a cumplir mil y un días y de la obra, nada. La incompetencia de la UNI motivó la resolución del contrato en agosto del presente año y ahora el caso se está ventilando en la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso, entidad que ha nombrado una Subcomisión Investigadora que preside la congresista Rosa Florián Cedrón, congresista de UN por Cajamarca, quien determinará los responsables de esta gran estafa a Celendín. Esto, tal como están las cosas, significará que todos saldrán bien librados.
Lo dicho, señores, no somos partidarios de la violencia, para nada, en absoluto, pero Cajabamba nos enseña cuál es el camino. ¡Las autoridades de Lima son hijas del rigor!

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