Por Constante Vigil
Celendín
Celendín
Pese a las trabas y pataletas del doctor Alan garcía, del premier Jorge del Castillo, de monseñor Bambarén y de toda la prensa claudicante, que trató de minimizar la asistencia de los comuneros, se realizó el domingo 16 de setiembre la consulta vecinal sobre la explotación de la minera Majaz en la sierra del departamento de Piura.
La rotunda respuesta del pueblo por el NO es la consecuencia de la pésima relación entre la minería y el pueblo peruano, y de los graves antecedentes de contaminación cometidos por la minería en diversas partes del mundo.
Estamos firmemente convencidos que la consulta popular, aún cuando no tiene carácter vinculante, es un elemento político importante que permitirá el desarrollo de la lucha de la comunidad contra la Minera Majaz.
Luego de escrutados los resultados de esta consulta, el gobierno está obligado a cambiar su actitud prepotente y parcializada a favor de la minera, por una disposición plena al diálogo, porque la opinión de la gente local es contraria a ella y el gobierno tiene ahora la obligación de considerar este punto de vista para lograr una mejor solución o alternativa.
Es preciso anotar que entre concesión minera y explotación hay mucha diferencia. Lo primero no necesariamente debe llevar a lo segundo y el gobierno puede perfectamente decir que no hay permiso de explotación si el estudio de impacto ambiental de la minera no es suficientemente bueno.
Estamos firmemente convencidos que la consulta popular, aún cuando no tiene carácter vinculante, es un elemento político importante que permitirá el desarrollo de la lucha de la comunidad contra la Minera Majaz.
Luego de escrutados los resultados de esta consulta, el gobierno está obligado a cambiar su actitud prepotente y parcializada a favor de la minera, por una disposición plena al diálogo, porque la opinión de la gente local es contraria a ella y el gobierno tiene ahora la obligación de considerar este punto de vista para lograr una mejor solución o alternativa.
Es preciso anotar que entre concesión minera y explotación hay mucha diferencia. Lo primero no necesariamente debe llevar a lo segundo y el gobierno puede perfectamente decir que no hay permiso de explotación si el estudio de impacto ambiental de la minera no es suficientemente bueno.
La realización de este evento popular ha marcado el punto de quiebre en lo que se refiere a las relaciones entre el pueblo y los concesionarios mineros que tanto interesan al gobierno ¿por qué será? Todos sabemos que en estos asuntos corre mucho dinero bajo la mesa y ese señor no repara en los verdaderos intereses del pueblo y disfraza sus protervas intenciones con el rótulo de "progreso" y llama "comunistas agitadores" a los que piensan diferente.
La voz más disonante en el concierto de opositores a la voz del pueblo fue, sin lugar a dudas, la del atrabiliario premier Jorge del Castillo, que ha llegado a extremos virulentos con expresiones como: "¡Basta ya. A los imbéciles debemos exterminarlos!" Nos preguntamos, extrañados, ¿pensará suicidarse?
Ahora, luego de los resultados adversos a sus pretensiones ha declarado, muy suelto de huesos que. “La consulta popular sobre la Minera Majaz es parte de la vida democrática del país”, pero ni así la tomará en cuenta. ¿En qué quedamos Sr. Del Castillo?
La gran lección que los pueblos de Ayabaca, Pacaipampa y Carmen de la Frontera dejan a Celendín, que en un futuro muy próximo se estará enfrentando a un problema similar, es que ha reafirmado la razón que el pueblo puede y debe opinar cuando se trata de sus intereses, que es necesaria la consulta popular antes que sean las autoridades quienes de manera unilateral tomen decisiones que pueden resultar fatales a la hora del recuento. Nuestras autoridades a nivel nacional, es lamentable reconocerlo, son proclives a la corrupción y a la coima.
En cualquier caso, el papel de las autoridades locales debe ser el de encauzar la opinión popular y velar porque sus designios se cumplan, porque, aparte de que eso es verdaderamente democracia, el pueblo raras veces se equivoca y como decimos en nuestro titular Vox pópuli, vox Dei, esto es, la voz del pueblo es la voz de Dios.
La voz más disonante en el concierto de opositores a la voz del pueblo fue, sin lugar a dudas, la del atrabiliario premier Jorge del Castillo, que ha llegado a extremos virulentos con expresiones como: "¡Basta ya. A los imbéciles debemos exterminarlos!" Nos preguntamos, extrañados, ¿pensará suicidarse?
Ahora, luego de los resultados adversos a sus pretensiones ha declarado, muy suelto de huesos que. “La consulta popular sobre la Minera Majaz es parte de la vida democrática del país”, pero ni así la tomará en cuenta. ¿En qué quedamos Sr. Del Castillo?
La gran lección que los pueblos de Ayabaca, Pacaipampa y Carmen de la Frontera dejan a Celendín, que en un futuro muy próximo se estará enfrentando a un problema similar, es que ha reafirmado la razón que el pueblo puede y debe opinar cuando se trata de sus intereses, que es necesaria la consulta popular antes que sean las autoridades quienes de manera unilateral tomen decisiones que pueden resultar fatales a la hora del recuento. Nuestras autoridades a nivel nacional, es lamentable reconocerlo, son proclives a la corrupción y a la coima.
En cualquier caso, el papel de las autoridades locales debe ser el de encauzar la opinión popular y velar porque sus designios se cumplan, porque, aparte de que eso es verdaderamente democracia, el pueblo raras veces se equivoca y como decimos en nuestro titular Vox pópuli, vox Dei, esto es, la voz del pueblo es la voz de Dios.
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