Nos ha llegado la carta que publicamos, de la emoción inspirada de nuestra querida amiga, la bella Kellyta Jiménez de Aliaga, quien rememora los días felices de su paso por las aulas carmelitanas, que, estamos seguros, es el sentir de todas las celendinas que se educaron en ese prestigioso colegio y durante su vida escolar supieron luchar con denuedo para dejar su nombre siempre en alto. Muchas felicidades, querida amiga, con la certeza de que los verdaderos celendinos, en cualquier parte del mundo que estemos, no olvidamos jamás a nuestra patria chica. (N. de R.)
Villahermosa, Tabasco, México, 23 de Julio del 2008
Sr. Daniel Rodríguez
Director del Honorable Colegio: “Nuestra. Sra. Del Carmen de Celendín”
Celendín - Perú
De mi especial respeto y consideración,
Muy lejos en distancia y tiempo y llena de emoción, recibí su atesorada carta: “a una ñusta” que leí detenidamente para que no escape ni una sola letra de aquello que sucedió en muchas carmelitas celendinas y en mi humilde persona. Hoy, después de 34 años, la historia y la trascendencia de los hechos se encarga de evidenciar lo que un día quedó registrado.
Quisiera aproximarme a esa cuota de valores que Ud. marca, para seguir dignificando a mi querido colegio, como una “carmelita” que solo al pensar en esa pertenencia que da la identidad, se llena de amor y recuerdos de niña, recuperando la inocencia y espontaneidad propios de los colores del arco iris y de una educación, donde el respeto, la obediencia, el entusiasmo, las competencias del conocimiento, del deporte y el arte, modelaron nuestra adolescencia enamorada para llegar hoy transformada en una mujer que siguiendo la ley de la vida, pasó de ser una carmelita soñadora a asumir roles que la responsabilidad y el destino nos encargaron como: el SER peruana, celendina, madre, hija, nuera, esposa, hermana, amiga, cuñada, profesional y otros roles que nos toca asumir a las mujeres en estos momentos de grandes desafíos.
El sentirme fuera de mi Celendín, remarca la necesidad patriótica en país y terruño, añorados como el lactante el seno maternal. Hoy, quiero manifestar que quisiera encontrarme en las algarabías de cada momento de encuentro; de escuchar la voz de mis compañeras, de mis profesoras, incluso de aquellas que ya se encuentran en el cielo y aun escuchamos como una dulce melodía, y decir que ser celendina ya es un privilegio y “ser carmelita es un privilegio de amor”.
Un día fuimos consecuentes con amar esa circunstancia, hoy deseo de corazón que todas amemos nuestras circunstancias del espacio que Dios y nuestra mamita del Carmen nos colocó hasta este momento, pues creo que cada uno creamos la mayor parte de nuestra realidad y nuestro destino.
Es verdad!, el aprendizaje de aquellas aulas, es el cimiento del conocimiento que hoy tenemos, me refiero, a que talvez sepamos mucho de nuestros perfiles profesionales, de nuestros roles en nuestros espacios y tiempos ganados; más el conocimiento del significado de la vida, las carmelitas lo aprendimos allí, en ese plantel de alegría! entre concursos escolares, noches y tardes deportivas, gimnasia rítmica, desfiles cívicos, enamoramientos, aniversarios y desfiles alegóricos, verbenas, donde “todas”, sin excepción, asistíamos como artistas consagradas en esas aulas gloriosas y participábamos en festivales con mas intensidad que los mas grandes festivales del mundo.
En ese tiempo y espacio primaba la inocencia, la travesura sana, la magia de la adolescencia y el deseo de cautivar. Al llegar a casa teníamos responsabilidades propias de hijas que se estaban preparando para ser mujeres de bien!!; eso decían nuestros queridos padres!!; no había minuto vacío en nuestras vidas!, todo estaba copado! en el afán de ser una celendina de bien!!.
El respeto por nuestros padres y maestras (os) fue la consagración de amistad asumida con cariño y disciplina, baluarte que garantiza hoy, ser respetadas en nuestras circunstancias familiares y profesionales; como un poema de amor de la dignidad humana, como una forma de vida, de abrir las puertas de la verdad, como soñar despierta con todas las personas! en esa connotación de forma de vida para siempre, de garantía de felicidad, como sinónimo de SER celendinas carmelitas, para seguir formando hijos e hijas para la vida! para que juntos con nosotras respetemos nuestra tierra, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestras formas de pensamiento, sin violar las leyes de la vida y la sociedad; paralelamente y dialécticamente hablando. El sentido del humor fue nuestra compañía, como muestra de autonomía, de sabiduría y de expresar organizadamente lo que nuestras mentes juveniles sentían, en esa etapa maravillosa, llena de cantos, poemas, bromas, imitaciones, llantos, travesuras, y alegrías.
En este contexto, revivo la rutina de nuestros días escolares!, el llegar a nuestro colegio, previa vueltita por la plaza de armas, acompañadas de amigas, otras viviendo la magia del primer amor … apresuradas a la hora justa! y encontrar siempre aquella mirada amistosa, a la vez severa de doña Petita, que repetía con elocuencia nuestro nombre y apellido, para llamar nuestra atención en los momentos de distracción durante la formación o en momentos de una travesura sana!; recuerdo con cariño a la Sra. Maritza Rodríguez, doña Magnita, don Manuelito, personas que tienen un significado de respeto singular!, a mis queridas (os) maestras! sin excepción: a mi querida Directora: Rosa Sánchez, Gladys Peláez, Nelly Dávila, Carlota Morera+, Gloria Sánchez, Mavila Cava, Mercedes Tejada, Socorro Sotomayor, Nélida Jiménez, Getza Aliaga, Carmen Rodríguez, Zoila Salazar+, Pedro Tejada, Jorge Chávez Cotrina, Rosita Tello, Nelly Cabanillas y a quien esté obviando involuntariamente; personas con valores que supieron formar generaciones de mujeres, hoy pilares de hogares celendinos!; va para ellas (os) mi respeto y gratitud eterna.
A mis amadas compañeras y hermanas: Violeta Tavera, Amparito Rojas, Carmelita Bazán, Rosa Maria García, Imelda Díaz, Ana María Sánchez, Gladis Rodríguez Torres, Herminia Chávarry, Gladis Rodríguez Atalaya, Eloísa Chusho, Dorita Muñoz, Luzdina Vera, Aurora Castro, Mercedes Rabanal, Aidé Bazán, Soledad Amayo, Teresa Díaz, Rosario Barrera, Doris Díaz, Zoila Salazar, Anita Torres+, Agustina Muñoz, Elvira Zelada, Noemí Vera, Yolanda Ortíz, Vinda Acosta, Inés Fredesvinda Muñoz, Elisa Sánchez, Edith Pérez, Isabel Aliaga, Martha Zelada, Luz Alvarado, Aidé Izique y todas aquellas a quienes si no las nombro, con certeza las amo.
Para terminar quisiera decirle Sr. Director que en mi escasa experiencia me doy cuenta que existen cosas mas allá de la mente que no entendemos, que sobrepasan nuestro conocimiento y comprensión, que están allí, y nos dan una distinción: el SER celendina carmelita, por ello en estas Bodas de Oro va un ¡Feliz Día a todas y todos las (los) carmelitas! A seguir luchando! pues el desafío queridas paisanas, es irradiar ese brillo carmelitano con el que fuimos formadas expresado en actitud, en emoción, en intelecto, en filosofía de vida celendina, en espiritualidad, en volver a casa, en volver al hogar como la expresión más noble del amor.
Un abrazo de alegría y felicidad:
Kelly Myriam Jiménez Sánchez
Villahermosa, Tabasco, México, 23 de Julio del 2008
Sr. Daniel Rodríguez
Director del Honorable Colegio: “Nuestra. Sra. Del Carmen de Celendín”
Celendín - Perú
De mi especial respeto y consideración,
Muy lejos en distancia y tiempo y llena de emoción, recibí su atesorada carta: “a una ñusta” que leí detenidamente para que no escape ni una sola letra de aquello que sucedió en muchas carmelitas celendinas y en mi humilde persona. Hoy, después de 34 años, la historia y la trascendencia de los hechos se encarga de evidenciar lo que un día quedó registrado.
Quisiera aproximarme a esa cuota de valores que Ud. marca, para seguir dignificando a mi querido colegio, como una “carmelita” que solo al pensar en esa pertenencia que da la identidad, se llena de amor y recuerdos de niña, recuperando la inocencia y espontaneidad propios de los colores del arco iris y de una educación, donde el respeto, la obediencia, el entusiasmo, las competencias del conocimiento, del deporte y el arte, modelaron nuestra adolescencia enamorada para llegar hoy transformada en una mujer que siguiendo la ley de la vida, pasó de ser una carmelita soñadora a asumir roles que la responsabilidad y el destino nos encargaron como: el SER peruana, celendina, madre, hija, nuera, esposa, hermana, amiga, cuñada, profesional y otros roles que nos toca asumir a las mujeres en estos momentos de grandes desafíos.
El sentirme fuera de mi Celendín, remarca la necesidad patriótica en país y terruño, añorados como el lactante el seno maternal. Hoy, quiero manifestar que quisiera encontrarme en las algarabías de cada momento de encuentro; de escuchar la voz de mis compañeras, de mis profesoras, incluso de aquellas que ya se encuentran en el cielo y aun escuchamos como una dulce melodía, y decir que ser celendina ya es un privilegio y “ser carmelita es un privilegio de amor”.
Un día fuimos consecuentes con amar esa circunstancia, hoy deseo de corazón que todas amemos nuestras circunstancias del espacio que Dios y nuestra mamita del Carmen nos colocó hasta este momento, pues creo que cada uno creamos la mayor parte de nuestra realidad y nuestro destino.
Es verdad!, el aprendizaje de aquellas aulas, es el cimiento del conocimiento que hoy tenemos, me refiero, a que talvez sepamos mucho de nuestros perfiles profesionales, de nuestros roles en nuestros espacios y tiempos ganados; más el conocimiento del significado de la vida, las carmelitas lo aprendimos allí, en ese plantel de alegría! entre concursos escolares, noches y tardes deportivas, gimnasia rítmica, desfiles cívicos, enamoramientos, aniversarios y desfiles alegóricos, verbenas, donde “todas”, sin excepción, asistíamos como artistas consagradas en esas aulas gloriosas y participábamos en festivales con mas intensidad que los mas grandes festivales del mundo.
En ese tiempo y espacio primaba la inocencia, la travesura sana, la magia de la adolescencia y el deseo de cautivar. Al llegar a casa teníamos responsabilidades propias de hijas que se estaban preparando para ser mujeres de bien!!; eso decían nuestros queridos padres!!; no había minuto vacío en nuestras vidas!, todo estaba copado! en el afán de ser una celendina de bien!!.
El respeto por nuestros padres y maestras (os) fue la consagración de amistad asumida con cariño y disciplina, baluarte que garantiza hoy, ser respetadas en nuestras circunstancias familiares y profesionales; como un poema de amor de la dignidad humana, como una forma de vida, de abrir las puertas de la verdad, como soñar despierta con todas las personas! en esa connotación de forma de vida para siempre, de garantía de felicidad, como sinónimo de SER celendinas carmelitas, para seguir formando hijos e hijas para la vida! para que juntos con nosotras respetemos nuestra tierra, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestras formas de pensamiento, sin violar las leyes de la vida y la sociedad; paralelamente y dialécticamente hablando. El sentido del humor fue nuestra compañía, como muestra de autonomía, de sabiduría y de expresar organizadamente lo que nuestras mentes juveniles sentían, en esa etapa maravillosa, llena de cantos, poemas, bromas, imitaciones, llantos, travesuras, y alegrías.
En este contexto, revivo la rutina de nuestros días escolares!, el llegar a nuestro colegio, previa vueltita por la plaza de armas, acompañadas de amigas, otras viviendo la magia del primer amor … apresuradas a la hora justa! y encontrar siempre aquella mirada amistosa, a la vez severa de doña Petita, que repetía con elocuencia nuestro nombre y apellido, para llamar nuestra atención en los momentos de distracción durante la formación o en momentos de una travesura sana!; recuerdo con cariño a la Sra. Maritza Rodríguez, doña Magnita, don Manuelito, personas que tienen un significado de respeto singular!, a mis queridas (os) maestras! sin excepción: a mi querida Directora: Rosa Sánchez, Gladys Peláez, Nelly Dávila, Carlota Morera+, Gloria Sánchez, Mavila Cava, Mercedes Tejada, Socorro Sotomayor, Nélida Jiménez, Getza Aliaga, Carmen Rodríguez, Zoila Salazar+, Pedro Tejada, Jorge Chávez Cotrina, Rosita Tello, Nelly Cabanillas y a quien esté obviando involuntariamente; personas con valores que supieron formar generaciones de mujeres, hoy pilares de hogares celendinos!; va para ellas (os) mi respeto y gratitud eterna.
A mis amadas compañeras y hermanas: Violeta Tavera, Amparito Rojas, Carmelita Bazán, Rosa Maria García, Imelda Díaz, Ana María Sánchez, Gladis Rodríguez Torres, Herminia Chávarry, Gladis Rodríguez Atalaya, Eloísa Chusho, Dorita Muñoz, Luzdina Vera, Aurora Castro, Mercedes Rabanal, Aidé Bazán, Soledad Amayo, Teresa Díaz, Rosario Barrera, Doris Díaz, Zoila Salazar, Anita Torres+, Agustina Muñoz, Elvira Zelada, Noemí Vera, Yolanda Ortíz, Vinda Acosta, Inés Fredesvinda Muñoz, Elisa Sánchez, Edith Pérez, Isabel Aliaga, Martha Zelada, Luz Alvarado, Aidé Izique y todas aquellas a quienes si no las nombro, con certeza las amo.
Para terminar quisiera decirle Sr. Director que en mi escasa experiencia me doy cuenta que existen cosas mas allá de la mente que no entendemos, que sobrepasan nuestro conocimiento y comprensión, que están allí, y nos dan una distinción: el SER celendina carmelita, por ello en estas Bodas de Oro va un ¡Feliz Día a todas y todos las (los) carmelitas! A seguir luchando! pues el desafío queridas paisanas, es irradiar ese brillo carmelitano con el que fuimos formadas expresado en actitud, en emoción, en intelecto, en filosofía de vida celendina, en espiritualidad, en volver a casa, en volver al hogar como la expresión más noble del amor.
Un abrazo de alegría y felicidad:
Kelly Myriam Jiménez Sánchez
1 comentario:
hermoso celendin
Publicar un comentario