SÓLO A UN LOCO SE LE OCURRE DESTRUIR LA CULTURA
Por Ulises Linares Castañeda
Cajamarca, 10 de marzo de 2010.
Estimados amigos de CPM:
He comenzado a leer algunas críticas y comentarios que, por más que sean respetables, son en algunos casos ofensas al fundamento cultural de las personas y los pueblos. Nadie es capaz de vivir sólo de su presente y futuro, sin tomar en cuanta la esencia del pasado. La experiencia está basada en lo mejor del pasado, y el conocimiento, la ciencia y el avance tecnológico son producto de ello. La formación espiritual, moral y personal del ser humano está determinada por su historia, por su genealogía, no sólo física sino también espiritual.
Los genios que crearon y realizaron acciones extraordinarias, como Miguel Ángel, Beethoven, Einstein, Da Vinci, Fleming, etc., son parte del pasado, pero son a la vez nuestro patrimonio, su trabajo tiene vigencia en la actualidad y quedará siempre como una obra extraordinaria y fabulosa, perennizada en la Historia. Cabe solamente en la mente de algún loco decir que se destruya las muestras culturales, arqueológicas, monumentales o reliquias del pasado. Nada tiene que ver su deterioro físico, eso no tiene nada que ver con el valor intrínseco que encierra, allí la responsabilidad es de quien o quienes no supieron darle el verdadero valor, protección, mantenimiento y restauración. Es la responsabilidad de inescrupulosas autoridades y de nosotros mismos, que preferimos invertir en gastos intrascendentes e irrelevantes antes que utilizar adecuadamente los recursos del Estado.
El pretexto de hoy es que estas casonas y patrimonios históricos se encontraban en peligro de caerse y ocasionar daños personales. Otros dicen que eran tan feos que malograban la fisonomía de la ciudad. Todo bien o persona que no se mantiene o arregla adecuadamente tiene que verse mal, para eso existen técnicas muy adelantadas en la actualidad que dejan a este tipo de inmuebles o monumentos en perfecto estado de conservación y funcionamiento, presentándolos como nuevos y entregándoles un nuevo valor incalculable tanto económico como histórico-cultural.
Mas inaceptable todavía como justificación es querer manifestar que el propósito de la destrucción de estos patrimonios históricos es querer embellecer la ciudad con la nueva “modernidad”. Con todo el respeto que se merecen nuestros críticos paisanos, les preguntaría ¿a qué le llaman modernidad?. ¿cuál propiedad o edificación nueva que se ha construido en Celendín es bella o extraordinaria? ¿Será su respuesta las edificaciones de más de dos pisos que se han hecho en nuestra ciudad y que parecen “portaviandas”, o armazones de “castillos” mal hechos, o estructuras con voladizos desproporcionados y antitécnicos (los cuales están prohibidos por las normas nacionales e incluso por las internacionales de edificaciones)? ¿A eso le llaman modernidad? Les sugeriría que visiten a ciudades como Trujillo, Cajamarca, Arequipa, Cuzco, entre otras, y que aprecien la belleza de casas, casonas, monumentos, plazas, parques, iglesias y muchas otras reliquias del patrimonio históricos, que han sido restauradas y hoy son la muestra extraordinaria de un pasado glorioso de nuestra raza. Y esto sí es vivir en diálogo creativo con nuestro pasado, y esto sí es revivir, con nostalgia y sobre todo con orgullo, la grandeza que dejaron nuestros antepasados.
Finalmente, reiterando nuestro respeto a sus críticas constructivas, como cada celendino que se respeta, sabremos asumir la responsabilidad que nos toca en cuanto a hacer o a dejar de hacer, a proteger o a destruir, a recordar o a olvidar, a amar lo nuestro o a preferir lo foráneo.
La lucha de los celendinos no debe desmayar, la dignidad y los derechos no se discuten, se defienden.
El colectivo que convoca a las manifestaciones del Día de la Dignidad Celendina, el sábado 20 de Marzo, día que debe ser de gesta y de protesta, los espera.
Un abrazo cordial.
Ulises Linares Castañeda
DNI 27042129
INC, Celendín
Por Ulises Linares Castañeda
Cajamarca, 10 de marzo de 2010.
Estimados amigos de CPM:
He comenzado a leer algunas críticas y comentarios que, por más que sean respetables, son en algunos casos ofensas al fundamento cultural de las personas y los pueblos. Nadie es capaz de vivir sólo de su presente y futuro, sin tomar en cuanta la esencia del pasado. La experiencia está basada en lo mejor del pasado, y el conocimiento, la ciencia y el avance tecnológico son producto de ello. La formación espiritual, moral y personal del ser humano está determinada por su historia, por su genealogía, no sólo física sino también espiritual.
Los genios que crearon y realizaron acciones extraordinarias, como Miguel Ángel, Beethoven, Einstein, Da Vinci, Fleming, etc., son parte del pasado, pero son a la vez nuestro patrimonio, su trabajo tiene vigencia en la actualidad y quedará siempre como una obra extraordinaria y fabulosa, perennizada en la Historia. Cabe solamente en la mente de algún loco decir que se destruya las muestras culturales, arqueológicas, monumentales o reliquias del pasado. Nada tiene que ver su deterioro físico, eso no tiene nada que ver con el valor intrínseco que encierra, allí la responsabilidad es de quien o quienes no supieron darle el verdadero valor, protección, mantenimiento y restauración. Es la responsabilidad de inescrupulosas autoridades y de nosotros mismos, que preferimos invertir en gastos intrascendentes e irrelevantes antes que utilizar adecuadamente los recursos del Estado.
El pretexto de hoy es que estas casonas y patrimonios históricos se encontraban en peligro de caerse y ocasionar daños personales. Otros dicen que eran tan feos que malograban la fisonomía de la ciudad. Todo bien o persona que no se mantiene o arregla adecuadamente tiene que verse mal, para eso existen técnicas muy adelantadas en la actualidad que dejan a este tipo de inmuebles o monumentos en perfecto estado de conservación y funcionamiento, presentándolos como nuevos y entregándoles un nuevo valor incalculable tanto económico como histórico-cultural.
Mas inaceptable todavía como justificación es querer manifestar que el propósito de la destrucción de estos patrimonios históricos es querer embellecer la ciudad con la nueva “modernidad”. Con todo el respeto que se merecen nuestros críticos paisanos, les preguntaría ¿a qué le llaman modernidad?. ¿cuál propiedad o edificación nueva que se ha construido en Celendín es bella o extraordinaria? ¿Será su respuesta las edificaciones de más de dos pisos que se han hecho en nuestra ciudad y que parecen “portaviandas”, o armazones de “castillos” mal hechos, o estructuras con voladizos desproporcionados y antitécnicos (los cuales están prohibidos por las normas nacionales e incluso por las internacionales de edificaciones)? ¿A eso le llaman modernidad? Les sugeriría que visiten a ciudades como Trujillo, Cajamarca, Arequipa, Cuzco, entre otras, y que aprecien la belleza de casas, casonas, monumentos, plazas, parques, iglesias y muchas otras reliquias del patrimonio históricos, que han sido restauradas y hoy son la muestra extraordinaria de un pasado glorioso de nuestra raza. Y esto sí es vivir en diálogo creativo con nuestro pasado, y esto sí es revivir, con nostalgia y sobre todo con orgullo, la grandeza que dejaron nuestros antepasados.
Finalmente, reiterando nuestro respeto a sus críticas constructivas, como cada celendino que se respeta, sabremos asumir la responsabilidad que nos toca en cuanto a hacer o a dejar de hacer, a proteger o a destruir, a recordar o a olvidar, a amar lo nuestro o a preferir lo foráneo.
La lucha de los celendinos no debe desmayar, la dignidad y los derechos no se discuten, se defienden.
El colectivo que convoca a las manifestaciones del Día de la Dignidad Celendina, el sábado 20 de Marzo, día que debe ser de gesta y de protesta, los espera.
Un abrazo cordial.
Ulises Linares Castañeda
DNI 27042129
INC, Celendín
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