No es ninguna novedad que en el tramo final de una competencia política el sistema utiliza “artillería pesada” contra algunos de los contendores, eso todos lo sabemos. Pero lo que no podemos consentir es que los “miedos” de comunicación intervengan de forma descarada, sin moral alguna.
El pueblo ya sabía que esto iba a suceder, como en 2006, cuando los canales de televisión abierta (privados), iniciaron una feroz guerra propagandista “anti Ollanta”.
“Una mentira repetida, incansablemente, muchas veces, se convierte en una verdad”.
Este puede ser el postulado motivacional, para lo que se convirtió hace años en una práctica constante del “arrastrado” periodismo en el Perú, práctica que debería denominarse como: terrorismo mediático. Una forma de atemorizar a la población, engañarla o distraerla para que no reaccionen frente a los conflictos sociales que ocurren en nuestro territorio nacional.
Cuando las corporaciones establecen monopolios en los medios de comunicación, debemos temer de cuál sea el “mensaje” o mensajes que se emitan. En tanto el poder comercial aliado al político, esté inmiscuido en los medios como administradores del mensaje, tendremos que hablar de latifundios mediáticos, de terrorismo de la información.
El diario “El Comercio” que hace unos años albergó a algunos representantes de esa izquierda intelectual que algunos llaman “caviar”, pero que sobre todo ha protagonizado algunos pasajes turbios en de la historia contemporánea de nuestra patria, ha sido el primero en quitarse la máscara “democrática” con la que se camufla ante sus lectores.
El grupo “El Comercio”, cuyo nombre o razón social rima con el papel que desempeña dentro de la prensa (comercializan la información), es el grupo más influyente y poderoso del país, al integrar publicaciones y medio como: El Comercio, El Trome, Perú 21, Gestión, Canal N y América TV. Además, son socios estratégicos de inversionistas chilenos presentes en el Perú, como LAN Chile. Cereza del pastel, están metidos en la medición (manipulación) de la opinión a través de una relación estrecha con la empresa encuestadora IPSOS Apoyo (sí, la única que no admitió un crecimiento sustancial en las cifras de Gana Perú, como lo hizo Datum, y que negó la caída libre que muchos sondeos registran del candidato Alejandro Toledo).
Ha sido este grupo editorial, que protege ante todo sus intereses económicos (con todo derecho, eso no es reprochable, pero no sembrando del pánico de la población, falseando la información), el primero en abrir fuegos con portadas abiertamente sesgadas y agresivas.
Así, la portada del viernes 25 de marzo de “El Comercio”, con grotesca tipografía, dice: "Ollanta Humala propone cambiar la Constitución y aplicar economía estatista”.
Información desmentida cientos de veces no sólo por la agrupación política, por el propio candidato, por el plan de gobierno 2011 de su formación, sino que también innumerables entrevistas concedidas al propio canal de gobierno, explicando lo que significa “participación activa del Estado en las inversiones” y “estatización”.
No contentos con la publicación, por la noche, durante el programa de Rosa María Palacios, se emitió un video de archivo que mostraba al entonces candidato a la presidencia Hugo Chávez anunciando promesas al pueblo venezolano, que luego nunca cumplió, dejando una comparación entreabierta con el candidato Ollanta Humala, comparación, ridícula y sin sentido pues era como dar a entender que el candidato por Gana Perú hubiera sido el asesor de la candidatura de Chávez, o al revés.
En medio de la desesperación por el alza de Ollanta Humala en las preferencias del pueblo, acaban de despedir a la periodista Laura Puertas (directora de información del programa Cuarto Poder), por negarse a participar en la campaña de desprestigio emprendida contra Humala.
Qué otra cosa se puede esperar de un programa de televisión que es una vergüenza para el gremio de periodistas, espacio noticioso dedicado a realizar reportajes a LAN Chile, al Wall Street (Perú Day), a los logros del TLC firmado por el heroico Alejandro Toledo y a toda “mermelada” que puede haber untada en el éter
El verdadero temor no radica en que Ollanta Humala sea presidente del Perú (el destino del país es lo que menos importa a quienes se acomodan con cualquier gobierno de turno), sino lo que propone Gana Perú para erradicar el monopolio en el área de la aviación comercial, acaparada hoy por LAN Chile. Humala quiere, en efecto, promover la inversión de capitales peruanos en este rubro para hacer competencia en el mercado a una empresa extranjera.
LAN Chile es una empresa conocida por brindar un mal servicio a un elevado precio, que ha recibido muchas denuncias por maltratos a pasajeros peruanos, y que ha demostrado una terrible falta de respeto al país que la alberga al haber propalado, en sus vuelos, un video donde se mostraban imágenes de basurales y hospedajes en mal estado, afectando seriamente la imagen del Perú en el exterior.
Ante todo el arsenal y el poderío de los grupos económicos, a los que les tiemblan las piernas aterrados ante los números registrados por Ollanta Humala en la recta final de la campaña (y aún sin ellos), el pueblo queda inerme frente al fuego unilateral desatado por estos “miedos de comunicación”.
A Humala lo acusan de autoritario, de antisistema (como si aquello sería malo), de extremista, de chavista, de comunista y otras cosas más, como hicieron ya durante la campaña de Susana Villarán, lo que no impidió el resultado final, porque contra todo eso y a pesar de la lentitud aplicada por la ONPE, el voto de la población triunfó.
Esperemos que la prensa cumpla con su papel, que el periodismo respete y se limite a transmitir la verdad de los sucesos, porque ahora el pueblo está despierto y atento, ahora no se cree más el cuento que dictan los altos jefes al redactor de las noticias o a la presentadora de televisión.
Necesitamos recuperar nuestra soberanía (no queremos intervenciones extranjeras, vengan de donde vengan), poner un alto al remate que se hace hoy de nuestra patria. Marcar el fin de los monopolios que enriquecen al extranjero y empobrecen al nacional, establecer reglas en el mercado para hacerlo más justo y equitativo.
Estos empresarios todopoderosos no deberían temer a un eventual gobierno patriótico, al contrario deberían alegrarse porque se establecerán mecanismos más sanos que lucharán contra la corrupción (que afecta a todos), contra los “faenones”(que favorecen a los de turno).
El Perú no debe ser más, de ningún modo, el paraíso fiscal que sirve para que los narcotraficantes laven su dinero en nuestras narices, sino debe dar oportunidades a la clase emergente, obrera y trabajadora, que reclama iguales derechos en el mercado, y que, ante la actual ausencia del Estado, apoyan una reforma del sistema político, del modelo económico aplicado desde Fujimori y de su Constitución hechiza.
Estamos ante un voto de cambio que se enfrenta al miedo que intenta transmitirnos, a través de las pantallas del televisor o en las portadas de los diarios, esa burguesía atrasada, que huele a naftalina, pero que se creen todavía dueña del Perú.
“La democracia cimienta sus bases en la educación que tenga su población. No existe tal democracia si el pueblo es comprobadamente bruto”. Esto debe remediarse.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
El pueblo ya sabía que esto iba a suceder, como en 2006, cuando los canales de televisión abierta (privados), iniciaron una feroz guerra propagandista “anti Ollanta”.
“Una mentira repetida, incansablemente, muchas veces, se convierte en una verdad”.
Este puede ser el postulado motivacional, para lo que se convirtió hace años en una práctica constante del “arrastrado” periodismo en el Perú, práctica que debería denominarse como: terrorismo mediático. Una forma de atemorizar a la población, engañarla o distraerla para que no reaccionen frente a los conflictos sociales que ocurren en nuestro territorio nacional.
Cuando las corporaciones establecen monopolios en los medios de comunicación, debemos temer de cuál sea el “mensaje” o mensajes que se emitan. En tanto el poder comercial aliado al político, esté inmiscuido en los medios como administradores del mensaje, tendremos que hablar de latifundios mediáticos, de terrorismo de la información.
El diario “El Comercio” que hace unos años albergó a algunos representantes de esa izquierda intelectual que algunos llaman “caviar”, pero que sobre todo ha protagonizado algunos pasajes turbios en de la historia contemporánea de nuestra patria, ha sido el primero en quitarse la máscara “democrática” con la que se camufla ante sus lectores.
El grupo “El Comercio”, cuyo nombre o razón social rima con el papel que desempeña dentro de la prensa (comercializan la información), es el grupo más influyente y poderoso del país, al integrar publicaciones y medio como: El Comercio, El Trome, Perú 21, Gestión, Canal N y América TV. Además, son socios estratégicos de inversionistas chilenos presentes en el Perú, como LAN Chile. Cereza del pastel, están metidos en la medición (manipulación) de la opinión a través de una relación estrecha con la empresa encuestadora IPSOS Apoyo (sí, la única que no admitió un crecimiento sustancial en las cifras de Gana Perú, como lo hizo Datum, y que negó la caída libre que muchos sondeos registran del candidato Alejandro Toledo).
Ha sido este grupo editorial, que protege ante todo sus intereses económicos (con todo derecho, eso no es reprochable, pero no sembrando del pánico de la población, falseando la información), el primero en abrir fuegos con portadas abiertamente sesgadas y agresivas.
Así, la portada del viernes 25 de marzo de “El Comercio”, con grotesca tipografía, dice: "Ollanta Humala propone cambiar la Constitución y aplicar economía estatista”.
Información desmentida cientos de veces no sólo por la agrupación política, por el propio candidato, por el plan de gobierno 2011 de su formación, sino que también innumerables entrevistas concedidas al propio canal de gobierno, explicando lo que significa “participación activa del Estado en las inversiones” y “estatización”.
No contentos con la publicación, por la noche, durante el programa de Rosa María Palacios, se emitió un video de archivo que mostraba al entonces candidato a la presidencia Hugo Chávez anunciando promesas al pueblo venezolano, que luego nunca cumplió, dejando una comparación entreabierta con el candidato Ollanta Humala, comparación, ridícula y sin sentido pues era como dar a entender que el candidato por Gana Perú hubiera sido el asesor de la candidatura de Chávez, o al revés.
En medio de la desesperación por el alza de Ollanta Humala en las preferencias del pueblo, acaban de despedir a la periodista Laura Puertas (directora de información del programa Cuarto Poder), por negarse a participar en la campaña de desprestigio emprendida contra Humala.
Qué otra cosa se puede esperar de un programa de televisión que es una vergüenza para el gremio de periodistas, espacio noticioso dedicado a realizar reportajes a LAN Chile, al Wall Street (Perú Day), a los logros del TLC firmado por el heroico Alejandro Toledo y a toda “mermelada” que puede haber untada en el éter
El verdadero temor no radica en que Ollanta Humala sea presidente del Perú (el destino del país es lo que menos importa a quienes se acomodan con cualquier gobierno de turno), sino lo que propone Gana Perú para erradicar el monopolio en el área de la aviación comercial, acaparada hoy por LAN Chile. Humala quiere, en efecto, promover la inversión de capitales peruanos en este rubro para hacer competencia en el mercado a una empresa extranjera.
LAN Chile es una empresa conocida por brindar un mal servicio a un elevado precio, que ha recibido muchas denuncias por maltratos a pasajeros peruanos, y que ha demostrado una terrible falta de respeto al país que la alberga al haber propalado, en sus vuelos, un video donde se mostraban imágenes de basurales y hospedajes en mal estado, afectando seriamente la imagen del Perú en el exterior.
Ante todo el arsenal y el poderío de los grupos económicos, a los que les tiemblan las piernas aterrados ante los números registrados por Ollanta Humala en la recta final de la campaña (y aún sin ellos), el pueblo queda inerme frente al fuego unilateral desatado por estos “miedos de comunicación”.
A Humala lo acusan de autoritario, de antisistema (como si aquello sería malo), de extremista, de chavista, de comunista y otras cosas más, como hicieron ya durante la campaña de Susana Villarán, lo que no impidió el resultado final, porque contra todo eso y a pesar de la lentitud aplicada por la ONPE, el voto de la población triunfó.
Esperemos que la prensa cumpla con su papel, que el periodismo respete y se limite a transmitir la verdad de los sucesos, porque ahora el pueblo está despierto y atento, ahora no se cree más el cuento que dictan los altos jefes al redactor de las noticias o a la presentadora de televisión.
Necesitamos recuperar nuestra soberanía (no queremos intervenciones extranjeras, vengan de donde vengan), poner un alto al remate que se hace hoy de nuestra patria. Marcar el fin de los monopolios que enriquecen al extranjero y empobrecen al nacional, establecer reglas en el mercado para hacerlo más justo y equitativo.
Estos empresarios todopoderosos no deberían temer a un eventual gobierno patriótico, al contrario deberían alegrarse porque se establecerán mecanismos más sanos que lucharán contra la corrupción (que afecta a todos), contra los “faenones”(que favorecen a los de turno).
El Perú no debe ser más, de ningún modo, el paraíso fiscal que sirve para que los narcotraficantes laven su dinero en nuestras narices, sino debe dar oportunidades a la clase emergente, obrera y trabajadora, que reclama iguales derechos en el mercado, y que, ante la actual ausencia del Estado, apoyan una reforma del sistema político, del modelo económico aplicado desde Fujimori y de su Constitución hechiza.
Estamos ante un voto de cambio que se enfrenta al miedo que intenta transmitirnos, a través de las pantallas del televisor o en las portadas de los diarios, esa burguesía atrasada, que huele a naftalina, pero que se creen todavía dueña del Perú.
“La democracia cimienta sus bases en la educación que tenga su población. No existe tal democracia si el pueblo es comprobadamente bruto”. Esto debe remediarse.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
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