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Canto a Celendín
A los jóvenes de mi tierra,
en la hora de su combate decisivo
en la hora de su combate decisivo
contra la depredadora minera Yanacocha.
De Colpacucho,
Del Cumbe y de las Bajeras,
De la Calle del Comercio y
de la Feliciana.
Jóvenes de siempre,
De ayer, de
hoy y de mañana,
Ha llegado la hora
finalmente,
La hora decisiva, nuestra hora.
Ustedes llevan la bandera,
Ustedes llevan la antorcha
De la justicia
En el corazón y la frente.
Y han sido convocados.
Hemos sido convocados.
Ha llegado la hora
De defender nuestras fuentes
puras,
De defender la vida y la
tierra entera,
De defender al hombre de
los lobos humanos.
Jóvenes de Celendín,
Hijos de la esperanza
y de los libros,
Hijos de
un sueño herido
Pero jamás abandonado,
Ustedes
defienden el futuro
Y el pan limpio de nuestros
hijos.
El pan pan, y el
pan cielo,
Y el pan agua, y el pan
tierra,
El pan de la vida digna y
respetada.
El pan nuestro,
Hecho de trigo y de cebada
buenos,
Pero también de belleza y
de justicia,
El pan nuestro,
Caliente siempre en
el horno
De la tarde solar y eterna
de cada niño
Al que hoy nos piden
traicionar.
Jóvenes de Celendín,
Ha llegado la hora, nuestra
hora.
No miren atrás ni a los
costados,
No estamos solos en esta
hora grave,
Miles de hombres y mujeres
de la Tierra
Nos acompañan de cerca o de
lejos
Con su aliento y su mirada
fraterna.
Ha llegado la hora, nuestra
hora.
Nuestra tierra, nuestra
patria pequeña,
La madre que nos hizo ricos
Con lo poco que tenía, que
era mucho,
Está hoy amenazada por las
bestias del cálculo.
Ha llegado la hora, nuestra
hora.
Hijos de las lagunas junto al cielo,
De los altos cerros de Jelig y de
Tolón,
De Bacón y San Isidro, la colina
santa,
Del Huauco bravío y de Huacapampa la
bella,
De Molinopampa y Sorochuco altivos,
De los ariscos Jerez, Huasmín y El
Sauce,
De los dulces Salacat, Malcat, Pallán
y Santa Rosa,
Y de más allá, del Oriente, y también
del horizonte,
Donde el día se acuesta cantando sus
promesas
De todos los rincones han surgido
Padres, madres, hermanos,
Nuestros viejos maestros con sus
libros hechos de luz.
No estamos solos en este combate
crucial.
Cueste lo que cueste,
Vamos a fundar el nuevo día,
Un nuevo mundo, sin odio
y sin veneno,
Un mundo nuevo donde todos
Podremos beber el
agua pura,
El agua agua, el agua
limpia de la justicia,
El agua pura de la libertad y la
equidad,
El agua pura de la hermandad
Con la que bautizaremos siempre a nuestros niños.
Nuestros padres fundaron nuestro pueblo
Para defender la vida, no para aplastarla,
Para cultivar la tierra, y también la palabra y el espíritu.
Ha llegado la hora, nuestra
hora,
De defenderlos también a ellos,
A los viejos soñadores que pensaron
Que nuestro valle era el trozo de paraíso
Que de antiguo les estaba prometido.
Las fieras no van a destruirlo, no lo vamos a permitir.
Nos animan nuestras raíces hondas y fuertes
Además del más puro sentimiento de justicia.
Nos anima un modo de ver la vida que nuestras madres
Nos han dado con su pecho y sus canciones.
Jóvenes de Celendín, hombres y mujeres de mi tierra.
Ha llegado la hora, nuestra
hora
Estamos luchando por el agua y la vida
Por el respeto del cielo y la tierra nuestros,
Pero también, que lo sepan todos,
Por nuestra dignidad amenazada.
Y por la dignidad de todo hombre,
Y de toda mujer,
Y de todo niño,
Del grande y del pequeño,
En todo lugar, encumbrado o llano, de nuestro planeta.
Esta es nuestra hora, hermanos valientes,
Esta es nuestra tarea, en esta noche en que aúllan los lobos.
Alfredo Pita
18 de abril de 2012
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3 comentarios:
Se me han salido las lágrimas leyendo este poema, que bello, que hermoso, que justo.
Gtracias Alfredo Pita, gracias amigos de Celendín PM.
No estamos solos, el poeta tiene razón.
María Eugenia
Es muy cierto y hay que reconocer el gran esfuerzo de aquellos jóvenes que incluso arriesgan sus vidas por su nación ,pues, ud lo reconoce en su gallardo y honorífico poema.
Anónimo.
Este escrito hecho por el señor Alfredo Pita debe de ser difundido en hojas sueltas imprimidas para que nuestros paisanos tanto en celendin como en cualquier parte que estén lo lean y tomen conciencia de lo que vale el agua, la agricultura es decir la vida de todos.
Una felicitación al escritor Pita.
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