viernes, 7 de diciembre de 2012

RESISTENCIA: La agresión capitalista en Latinoamérica

Publicamos este interesante artículo aparecido en una revista colombiana para demostrar que la lucha de los cajamarquinos no es individual, sino que muchos países estamos sufriendo la  irracional agresión capitalista, expresada en las ambiciones desmesuradas de las transnacionales mineras que depredan a nuestros países contando con un gobierno complaciente. (NdlR)

BIOFILIA, EN VEZ DE XENOFILIA
Por Pablo Beltrán


La aparente confusión de este gobierno frente a su visión del desarrollo del país, quedan retratadas en las recientes declaraciones del ministro de agricultura. Primero dijo que “la xenofobia no permite la inversión extranjera en el sector rural”, para luego afirmar, que “la feria de Títulos mineros amenaza al 53 por ciento del terreno cultivable del país, en que trabajan 5,6 millones de colombianos”.

El ministro crítica a quienes defienden la tierra colombiana y denuncian que está siendo malvendida al capital extranjero, pero enseguida parece criticar al capital multinacional, que se ha tomado la mayoría de las mejores tierras de Colombia.

Sólo PS Ashanti Gold, multinacional del oro, posee 3 millones de hectáreas, un tercio de toda el área entregada en concesión, en forma de Títulos mineros.

Las concesiones mineras amenazan los páramos, fuentes de agua de numerosas ciudades, en donde vive la mitad de la población colombiana.

El capital multinacional hunde sus garras en los países donde lo atraen con subsidios, escasas regulaciones y descuentos de impuestos. El investigador Salomón Kalmanovitz sostiene, que “somos uno de los países con la tasa de tributación más baja del mundo para la minería. No debe sorprender entonces que seamos tan atractivos para ese tipo de capital extranjero”.

Los estímulos a las empresas multinacionales son la ventaja comparativa, con que los gobiernos construyen la ‘confianza inversionista’, que en el caso colombiano, es el combustible de la denominada Locomotora minera.

En esta crisis económica mundial, los países ricos en recursos naturales nos convertimos en un salvavidas, para los países industrializados. Esto lo demuestra la inversión extranjera minera, en millones de dólares –no incluye petróleo, que hacen en Latinoamérica entre 2011 y 2020.

327.000 Total

75.000 Chile

58.000 Brasil

56.000 Perú

22.000 Colombia

13.000 México

10.000 Argentina

7.000 Ecuador

4.000 Panamá

Es evidente, que entre más garantías otorgan al capital multinacional, menos las brindan a la población y más concentran la riqueza en unos pocos.

Esto lo acaba de reportar la ONU sobre la desnutrición en Colombia, que es del 12,6 por ciento, un 5 por ciento más alta que el promedio de América Latina.

El Panel de la ONU sobre Sostenibilidad Mundial llama a rebelarnos contra este orden injusto y letal para la humanidad y el planeta, en su Informe "Personas en resistencia, planeta en resistencia: un futuro que valga la pena elegir". Entre sus 56 recomendaciones exige dejar de subsidiar la producción de combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, erradicar la pobreza, mejorar la equidad, mejorar la salud y la educación.

Critica al actual modelo económico, que "nos está empujando en forma inexorable hacia los límites de los recursos naturales y los sistemas ecológicos que hacen posible la vida a nivel planetario"… "Necesitamos un cambio dramático, comenzando por modificar la forma en que pensamos sobre las generaciones futuras y los ecosistemas que hacen posible nuestra vida".

El Informe dice que para el 2030, la humanidad necesitará al menos un 50 por ciento más de alimentos, un 45 por ciento más de energía y un 30 por ciento más agua para mantener el actual nivel de vida.

Esta alerta resalta el valor histórico de la Comisión Brundtland, que desde 1987, sentenció, que “el desarrollo sostenible es el que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades".

En consecuencia, la rebelión en Colombia la seguiremos realizando contra la Locomotora minera, dedicada a la entrega acelerada del petróleo, el carbón, el oro y demás recursos naturales, mientras olvida las necesidades mínimas de agua y alimentos para los colombianos.

En cuanto al presidente, sus ministros y demás conductores de la Locomotora minera, como a todas las clases dominantes de América Latina, debemos llevarlas al sicoanalista, para que les traten la xenofilia crónica que padecen.

La alternativa de los pueblos es y será empuñar con más fuerza la lucha por la vida, de esta y las siguientes generaciones de latinoamericanos.

El tajo abierto, máxima expresión de la barbarie capitalista.
¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN. CONGA NO VA, NI AHORA, NI NUNCA!

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