martes, 15 de septiembre de 2009

OPINION: Sobre héroes y tumbas

Por Crispín Piritaño
Celendín
Para nosotros, los de a pie, los héroes son figuras como Hércules, Aquiles, Ulises... para hablar de mitología europea, o Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Túpac Amaru en nuestro Perú, seres humanos o mitológicos que con sus acciones se ganaron la admiración del mundo entero. Siempre he pensado que esta era, más o menos, la definición de héroe. Pero en el hemisferio occidental, especialmente en el Perú, con grande sorpresa, he descubierto un uso extravagante de la palabra “héroe”.
El 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, tres mil personas murieron en las Torres Gemelas de Nueva York debido a un ataque terrorista. Eran personas normales: secretarias, conserjes, ejecutivos, vendedores. Sin embargo, a partir de ese día el gobierno y la prensa del Imperio del Norte los ha proclamado “héroes” a todos, sin ninguna distinción.

La historia de Rey se remonta a los momentos más oscuros del fujimorismo. (Foto Caretas)

De hecho, digamos que ocurre un atraco en un banco y que toman veinte rehenes. Una vez liberados, la prensa sufre una especie de frenesí: entrevista a los rehenes, cuenta sus hagiografías, prepara extensos reportajes sobre sus cónyuges y sus hijos... y básicamente proclama héroes no sólo al ex rehén, sino a su familia, a sus vecinos, al cartero, al lechero, al pediatra de los niños, al perrito y a cualquier otra persona o criatura viviente que en algún momento de su vida haya tenido contacto con el ex rehén.
Ha llamado mi atención este uso excéntrico de la palabra “héroe”. Hoy decidí buscar en el diccionario y encontré lo siguiente: “Héroe: famoso por sus hazañas o virtudes”. En efecto, esta es la definición que, durante más de dos milenios, la humanidad le ha dado a esta palabra. Pero mi indagación no se detuvo allí. Casi por impulso decidí, de pronto, buscar otra palabra: “Víctima: persona que padece daño o muere por culpa ajena o por causa fortuita”.
Eso es precisamente lo que ocurre en el VRAE. La ineptitud de un ministro como Rey Rey, que no sabemos cómo, pasa, de estar asistiendo a la misa dominical del Papa en Roma, al Ministerio de la Producción y luego al de Defensa… ¿Es que acaso se trata de un verdadero héroe? Este inefable personaje envía como carne de cañón a los soldados al dominio de los narco terroristas con el doloroso saldo que todos conocemos. La prensa oficialista de inmediato trata de cubrir los errores calificando de “héroes” a los caídos.
De esto resulta, con perdón de los familiares de los caídos, que en realidad no son héroes, sino víctimas de la improvisación de un gobierno que nombra a personajes que no están preparados para asumir cargos de responsabilidad como el presente, el de Bagua y otros más. Maquillar con grandilocuencias errores garrafales de un ministro que avaló los desvaríos del nefasto Fujimori y ahora lame la mano de García, que antes trató de morder, nos parece una de las bromas macabras que nos suele jugar Crazy Horse.


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