Por Constante Vigil
Celendín
El día 30 de junio todo Celendín debe parar en defensa de la integridad territorial de nuestra provincia, que se ve amenazada por dos flancos: los límites del distrito cajamarquino de La Encañada con nuestros distritos de Sucre y Sorochuco, y el territorio de la ex hacienda Jerez –históricamente celendina en la zona de Huasmín- con el distrito hualgayoquino de Bambamarca.
Como hemos alertado anteriormente a la colectividad celendina, una serie de maniobras para mutilar nuestra provincia está siendo orquestada por las mineras que operan o pretenden operar en la región (El Galeno y Minas Conga), ante el decidido rechazo de los agricultores de la cuenca del río Sendamal, quienes serán los más afectados por la contaminación que traerá consigo la actividad minera. Estos coprovincianos no se han dejado engañar y ven las cosas como son, pese a los spots publicitarios que mienten con sus cuentos de que la minería deseable la tenemos en casa y de que vamos a conseguir buenos novios a las vaquitas contaminadas.
La alevosa acción de las transnacionales busca imponernos, además del despojo territorial manifiesto, el pasivo de la contaminación presente y futura. Cuentan para ello con el aval de las autoridades regionales, encabezadas por el incapaz Jesús Coronel, y con la sumisión vergonzante de las autoridades edilicias locales, que sólo saben decir sí ante las imposiciones. Este es el caso de los alcaldes Rómulo Machuca, de Sucre, Ermitaño Marín, de Huasmín, y de Juan Tello Villanueva, de Celendín, que no han sabido comportarse virilmente, como autoridades identificadas con su pueblo, y que, en el colmo del descaro, pretenden hacerse reelegir.
La marcha está organizada por la Plataforma Interinstitucional Celendina (PIC), entidad que agrupa a diferentes organismos de la población civil que luchan por la defensa del pueblo, quienes asumen el reto de hacer respetar nuestros fueros y territorio, ya que las autoridades que elegimos, llamadas a asumir esta defensa, tienen tan poco peso que en el gobierno regional los ignoran olímpicamente, al tiempo que los municipios de La Encañada y Bambamarca fingen ignorar los hechos que por mandato de la minera están propiciando.
Estas luchas fratricidas entre codepartamentanos nos hacen mucho mal a todos, pues sólo de favorecen a los intereses de unos cuantos corruptos y, sobre todo, de las transnacionales ávidas de nuestros recursos. Los primeros se contentan con las migajas que les ofrece la Newmont Mining Co., alias Yanacocha, alias Minas Conga, traicionando los verdaderos intereses de los pueblos, en un departamento que sigue ocupando, pese al río de oro que sale de él, los primeros lugares de la miseria en el país. Cajamarca ha probado hasta la saciedad que las industrias extractivas no son la solución para sus problemas.
El pueblo celendino debe tomar conciencia de lo que le espera cuando Conga empiece a operar y debe unirse en esta protesta valiente contra la acción nefasta de la minera, que pretende mutilar nuestro territorio y dejarnos como regalo una contaminación que no sólo invalidará la producción agropecuaria de la zona sino comprometerá el futuro de nuestros hijos.
Celendín
El día 30 de junio todo Celendín debe parar en defensa de la integridad territorial de nuestra provincia, que se ve amenazada por dos flancos: los límites del distrito cajamarquino de La Encañada con nuestros distritos de Sucre y Sorochuco, y el territorio de la ex hacienda Jerez –históricamente celendina en la zona de Huasmín- con el distrito hualgayoquino de Bambamarca.
Como hemos alertado anteriormente a la colectividad celendina, una serie de maniobras para mutilar nuestra provincia está siendo orquestada por las mineras que operan o pretenden operar en la región (El Galeno y Minas Conga), ante el decidido rechazo de los agricultores de la cuenca del río Sendamal, quienes serán los más afectados por la contaminación que traerá consigo la actividad minera. Estos coprovincianos no se han dejado engañar y ven las cosas como son, pese a los spots publicitarios que mienten con sus cuentos de que la minería deseable la tenemos en casa y de que vamos a conseguir buenos novios a las vaquitas contaminadas.
La alevosa acción de las transnacionales busca imponernos, además del despojo territorial manifiesto, el pasivo de la contaminación presente y futura. Cuentan para ello con el aval de las autoridades regionales, encabezadas por el incapaz Jesús Coronel, y con la sumisión vergonzante de las autoridades edilicias locales, que sólo saben decir sí ante las imposiciones. Este es el caso de los alcaldes Rómulo Machuca, de Sucre, Ermitaño Marín, de Huasmín, y de Juan Tello Villanueva, de Celendín, que no han sabido comportarse virilmente, como autoridades identificadas con su pueblo, y que, en el colmo del descaro, pretenden hacerse reelegir.
La marcha está organizada por la Plataforma Interinstitucional Celendina (PIC), entidad que agrupa a diferentes organismos de la población civil que luchan por la defensa del pueblo, quienes asumen el reto de hacer respetar nuestros fueros y territorio, ya que las autoridades que elegimos, llamadas a asumir esta defensa, tienen tan poco peso que en el gobierno regional los ignoran olímpicamente, al tiempo que los municipios de La Encañada y Bambamarca fingen ignorar los hechos que por mandato de la minera están propiciando.
Estas luchas fratricidas entre codepartamentanos nos hacen mucho mal a todos, pues sólo de favorecen a los intereses de unos cuantos corruptos y, sobre todo, de las transnacionales ávidas de nuestros recursos. Los primeros se contentan con las migajas que les ofrece la Newmont Mining Co., alias Yanacocha, alias Minas Conga, traicionando los verdaderos intereses de los pueblos, en un departamento que sigue ocupando, pese al río de oro que sale de él, los primeros lugares de la miseria en el país. Cajamarca ha probado hasta la saciedad que las industrias extractivas no son la solución para sus problemas.
El pueblo celendino debe tomar conciencia de lo que le espera cuando Conga empiece a operar y debe unirse en esta protesta valiente contra la acción nefasta de la minera, que pretende mutilar nuestro territorio y dejarnos como regalo una contaminación que no sólo invalidará la producción agropecuaria de la zona sino comprometerá el futuro de nuestros hijos.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
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