Por Jorge A. Chávez Silva, “Charro”
Una de las actitudes que hemos visto con más alarma, frente a la problemática que afronta Celendín, es la indiferencia de la juventud y su falta de compromiso para con la provincia. De hecho, en todas las protestas que hemos propiciado ante tanto atropello hemos obtenido una respuesta nula de los jóvenes y de muchos adultos.
Analizando este fenómeno, no podemos menos que hacer una crítica constructiva al papel que cumplen los maestros en la formación de los jóvenes, en la creación de una identidad provincial y de una actitud comprometida en la búsqueda de una solución para los problemas del pueblo.
Tal pareciera que los maestros que han trabajado en la provincia en las tres últimas décadas no se han preocupado mucho, o en absoluto, por este tema tan importante, como es el sentimiento de identidad y la participación ciudadana en la solución de los problemas que aquejan a Celendín.
Una de las actitudes que hemos visto con más alarma, frente a la problemática que afronta Celendín, es la indiferencia de la juventud y su falta de compromiso para con la provincia. De hecho, en todas las protestas que hemos propiciado ante tanto atropello hemos obtenido una respuesta nula de los jóvenes y de muchos adultos.
Analizando este fenómeno, no podemos menos que hacer una crítica constructiva al papel que cumplen los maestros en la formación de los jóvenes, en la creación de una identidad provincial y de una actitud comprometida en la búsqueda de una solución para los problemas del pueblo.
Tal pareciera que los maestros que han trabajado en la provincia en las tres últimas décadas no se han preocupado mucho, o en absoluto, por este tema tan importante, como es el sentimiento de identidad y la participación ciudadana en la solución de los problemas que aquejan a Celendín.
Los jóvenes no nacen cultivados ni comprometidos, son hijos de sus maestros.
Los celendinos de hoy, en particular los jóvenes, son indiferentes a su provincia; son gente a la que no le interesa conocer su historia ni la impronta de los personajes que forjaron la personalidad del pueblo, hoy tan venida a menos. Y esto es grave.
Esta actitud es peligrosa incluso para la integridad de nuestra provincia, como lo demuestra clamorosamente el momento, en que parecemos inermes ante los ataques a nuestras fronteras por parte de fuerzas corruptas, ávidas y externas, como las que apadrina la Newmont Minning Co, alias Yanacocha, alias Minas Conga.
Muchas veces hemos escuchado y leído los puntos de vista de los maestros afiliados al SUTEP en diversos programas radiales y publicaciones. Los hemos visto analizando la compleja problemática de la provincia desde diversos puntos de vista: el social, el económico, el político y en lo que toca a las funciones de las autoridades, pero no hemos escuchado casi nada en lo que se refiere a la formación de los alumnos en el aspecto que abordamos.
Frente a la protesta que se está programando para el día 30 en defensa de la integridad territorial de la provincia de Celendín, los maestros deben preocuparse por informar y alertar, por formar cuadros jóvenes que ayuden al éxito de la resistencia. Empecemos, por ejemplo, elaborando pancartas y formando piquetes de protesta que den la imagen de una juventud comprometida con su pueblo.
Nuestros jóvenes deben ser dignos herederos de una tradición que debe prevalecer: El haber nacido en Celendín no sólo es un privilegio sino también un deber. No en vano se nace en el Edén del Cielo, hay que estar a la altura del honor.
Es bueno que los maestros tengan una actitud participante en la política nacional, pero sería mejor si se preocuparan por empezar participando integralmente en la solución de los problemas que aquejan a los pueblos y provincias. Sabemos que muchos dirigentes sindicales integran la Plataforma Interinstitucional Celendina (PIC) y esto es bueno, porque el maestro no debe circunscribir su magisterio a las aulas o a la escuela.
El maestro debe buscar que su labor trascienda a la sociedad inmediata, enseñando el civismo y la responsabilidad a sus alumnos y a los miembros de la sociedad que los rodea, de la comunidad en la que viven y en la que deben cumplir un papel honrado y honroso.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDÍN!Esta actitud es peligrosa incluso para la integridad de nuestra provincia, como lo demuestra clamorosamente el momento, en que parecemos inermes ante los ataques a nuestras fronteras por parte de fuerzas corruptas, ávidas y externas, como las que apadrina la Newmont Minning Co, alias Yanacocha, alias Minas Conga.
Muchas veces hemos escuchado y leído los puntos de vista de los maestros afiliados al SUTEP en diversos programas radiales y publicaciones. Los hemos visto analizando la compleja problemática de la provincia desde diversos puntos de vista: el social, el económico, el político y en lo que toca a las funciones de las autoridades, pero no hemos escuchado casi nada en lo que se refiere a la formación de los alumnos en el aspecto que abordamos.
Frente a la protesta que se está programando para el día 30 en defensa de la integridad territorial de la provincia de Celendín, los maestros deben preocuparse por informar y alertar, por formar cuadros jóvenes que ayuden al éxito de la resistencia. Empecemos, por ejemplo, elaborando pancartas y formando piquetes de protesta que den la imagen de una juventud comprometida con su pueblo.
Nuestros jóvenes deben ser dignos herederos de una tradición que debe prevalecer: El haber nacido en Celendín no sólo es un privilegio sino también un deber. No en vano se nace en el Edén del Cielo, hay que estar a la altura del honor.
Es bueno que los maestros tengan una actitud participante en la política nacional, pero sería mejor si se preocuparan por empezar participando integralmente en la solución de los problemas que aquejan a los pueblos y provincias. Sabemos que muchos dirigentes sindicales integran la Plataforma Interinstitucional Celendina (PIC) y esto es bueno, porque el maestro no debe circunscribir su magisterio a las aulas o a la escuela.
El maestro debe buscar que su labor trascienda a la sociedad inmediata, enseñando el civismo y la responsabilidad a sus alumnos y a los miembros de la sociedad que los rodea, de la comunidad en la que viven y en la que deben cumplir un papel honrado y honroso.
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