Cuando he titulado mi artículo “Los leprosos del SUTEP” lo he hecho con la intención de peyorar, de denunciar, la imagen que de los maestros quieren dar los partidos políticos de la derecha nacional, llámense APRA, AP, PPC, Unidad Nacional o cualquiera de sus adláteres, que ven, en cualquier gremio u organización de trabajadores que luchan por sus derechos, la sombra siniestra, para ellos, de lo que está contra el orden que secularmente han aprovechado.
A esto se suma la imagen del maestro peruano que proyecta la dirigencia de Patria Roja desde el SUTEP y que aprovecha la oligarquía para presentar al maestro como el principal enemigo de los alumnos y de la educación. Es así que quieren ver en el triunfo de Susana Villarán un retroceso en los “avances” logrados por el partido de gobierno en materia educativa: el mismo ministro de Educación, José Chang, lo ha dicho: “No queremos volver a los tiempos del SUTEP”, y esta cantaleta, todos lo sabemos, bien puede ser la de cualquier empresario ignorante o militante silvestre de los partidos de la derecha.
Por el hecho de que soy un maestro en retiro y de que militado en forma casi anónima, como un miembro más, en el Sindicato, en mi modesta condición de maestro de base, no puedo exhibir cicatrices de guerra, ni contar historias de carcelerías. Tampoco he sido un quemallantas, ni un panfletario gritando consignas para hacerme notar, porque, como ya lo dijo el maestro Atahualpa Yupanqui: “No me arrimo así nomás a los jardines floridos, sin querer vivo alvertido pa no pisar el palito, hay pájaros que solitos se entrampan por presumidos".
Es en razón de mi experiencia, y la de tantos otros maestros, sin embargo, es que deploro que nuestro glorioso Sindicato haya sido capturado por un partido político, que aglutina a dirigentes que contribuyeron a atomizar el Partido Comunista fundado por José Carlos Mariátegui, dividiéndolo de acuerdo a sus intereses, a los que bautizaron, irónica y eufemísticamente, “interpretaciones del pensamiento del Amauta”
Un Sindicato, como cualquier otra agremiación de trabajadores, debe ser la confluencia de diferentes opiniones y banderas en una sola dirección: la defensa de los derechos de sus agremiados, aunque esto les parezca ingenuo a muchos “luchadores”. Esta situación de discrepancia ha dado pie a que algún compañero me sitúe ahora entre los quinta columnistas de “La Razón”, “Expreso”, “Correo”, “El Comercio” y sus vástagos nada espurios. Esto, sin embargo no me hace mella, soy consciente de que en el pasado he cumplido mi misión como maestro y como sindicalista de verdad y, ahora, defiendo y me ufano de mi libertad de pensar.
No creo que ser luchador signifique decir sí, siempre sí, a los métodos poco democráticos, por decir lo menos, que emplea Patria Roja para perpetuarse en la dirigencia sindical, lo que ha derivado en provecho personal para algunos. Conozco a dirigentes sectoriales a los que, luego de las celebraciones del Día del Maestro, subvencionadas con dineros de la Derrama y del Cafae, les queda víveres y refrescos hasta para regalar a sus allegados. Y no digo sobre los muertos y heridos que su militancia en el partido les depara.
¿A quien defendemos, entonces, cuando hablamos del Sindicato, al magisterio o a Patria Roja? Si entendemos al Sindicato como un frente del que no debe excluirse a nadie, la respuesta es obvia. Que cada quien responda según su entender o su conciencia.
Por otro lado, para hablar con una mano en el pecho, ¿cómo negar que la dirigencia de Patria Roja, enquistada por décadas en la cúpula del SUTEP, jamás hizo un planteamiento pedagógico serio? ¿Y saben por qué? Muchos maestros lo sabemos. Yo tengo mis ideas al respecto, maduradas al calor de mi vieja experiencia en las escuelas: porque estos señores no tenían nada que decir, porque jamás pisaron un aula para enseñar. ¿Qué propuesta pedagógica nos iba a presentar quienes siempre vivieron acogidos a las licencias sindicales y utilizaron al sindicato como un peldaño para escalar en política?
Esta mecánica simple es la explicación de la presencia de Ramos Bosmediano, Olmedo Auris, Nílver López y, por supuesto, del “Negro” Barrera Bazán, en política folklórica.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
A esto se suma la imagen del maestro peruano que proyecta la dirigencia de Patria Roja desde el SUTEP y que aprovecha la oligarquía para presentar al maestro como el principal enemigo de los alumnos y de la educación. Es así que quieren ver en el triunfo de Susana Villarán un retroceso en los “avances” logrados por el partido de gobierno en materia educativa: el mismo ministro de Educación, José Chang, lo ha dicho: “No queremos volver a los tiempos del SUTEP”, y esta cantaleta, todos lo sabemos, bien puede ser la de cualquier empresario ignorante o militante silvestre de los partidos de la derecha.
Por el hecho de que soy un maestro en retiro y de que militado en forma casi anónima, como un miembro más, en el Sindicato, en mi modesta condición de maestro de base, no puedo exhibir cicatrices de guerra, ni contar historias de carcelerías. Tampoco he sido un quemallantas, ni un panfletario gritando consignas para hacerme notar, porque, como ya lo dijo el maestro Atahualpa Yupanqui: “No me arrimo así nomás a los jardines floridos, sin querer vivo alvertido pa no pisar el palito, hay pájaros que solitos se entrampan por presumidos".
Es en razón de mi experiencia, y la de tantos otros maestros, sin embargo, es que deploro que nuestro glorioso Sindicato haya sido capturado por un partido político, que aglutina a dirigentes que contribuyeron a atomizar el Partido Comunista fundado por José Carlos Mariátegui, dividiéndolo de acuerdo a sus intereses, a los que bautizaron, irónica y eufemísticamente, “interpretaciones del pensamiento del Amauta”
Un Sindicato, como cualquier otra agremiación de trabajadores, debe ser la confluencia de diferentes opiniones y banderas en una sola dirección: la defensa de los derechos de sus agremiados, aunque esto les parezca ingenuo a muchos “luchadores”. Esta situación de discrepancia ha dado pie a que algún compañero me sitúe ahora entre los quinta columnistas de “La Razón”, “Expreso”, “Correo”, “El Comercio” y sus vástagos nada espurios. Esto, sin embargo no me hace mella, soy consciente de que en el pasado he cumplido mi misión como maestro y como sindicalista de verdad y, ahora, defiendo y me ufano de mi libertad de pensar.
No creo que ser luchador signifique decir sí, siempre sí, a los métodos poco democráticos, por decir lo menos, que emplea Patria Roja para perpetuarse en la dirigencia sindical, lo que ha derivado en provecho personal para algunos. Conozco a dirigentes sectoriales a los que, luego de las celebraciones del Día del Maestro, subvencionadas con dineros de la Derrama y del Cafae, les queda víveres y refrescos hasta para regalar a sus allegados. Y no digo sobre los muertos y heridos que su militancia en el partido les depara.
¿A quien defendemos, entonces, cuando hablamos del Sindicato, al magisterio o a Patria Roja? Si entendemos al Sindicato como un frente del que no debe excluirse a nadie, la respuesta es obvia. Que cada quien responda según su entender o su conciencia.
Por otro lado, para hablar con una mano en el pecho, ¿cómo negar que la dirigencia de Patria Roja, enquistada por décadas en la cúpula del SUTEP, jamás hizo un planteamiento pedagógico serio? ¿Y saben por qué? Muchos maestros lo sabemos. Yo tengo mis ideas al respecto, maduradas al calor de mi vieja experiencia en las escuelas: porque estos señores no tenían nada que decir, porque jamás pisaron un aula para enseñar. ¿Qué propuesta pedagógica nos iba a presentar quienes siempre vivieron acogidos a las licencias sindicales y utilizaron al sindicato como un peldaño para escalar en política?
Esta mecánica simple es la explicación de la presencia de Ramos Bosmediano, Olmedo Auris, Nílver López y, por supuesto, del “Negro” Barrera Bazán, en política folklórica.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
3 comentarios:
Es cierto, no conoces la dinámica institucional gremial ni partidaria. Hoy, como siempre, has estado en la periferia, como un observador. Funges de cronista de hechos que sòlo los conoces a la distancia.
Frente a la contundencia del artìculo del profesor Horna Chàvez, reculeas y no dejas de verter tu flema visceral anti Patria Roja. Estudia la historia del PARTIDO, no son los de Patria Roja los que se alejaron del AMAUTA; Otros apoyaron ‘PENSAMIENTOS GUIA’. Revisen su derrota y encontraràn en el aventurerismo y alejamiento de Mariàtegui, la respuesta.
¿No te dice nada el ‘Proyecto Educativo Nacional’ promovido por el CEN SUTEP que ha movilizado y continùa movilizando a miles de maestros desde sus Distritos, Provincias y Regiones?
Al peregrino anónimo anterior:
Ya veo tu militancia y dudo que seas profesor, porque un verdadero profesor utiliza bien el lenguaje, porque es su herramienta de trabajo, no dice "reculea", sino recula. Seguramente eres producto del "Proyecto Educativo Nacional" y no me extraña. Por eso, y gracias a la "inteligente" labor de la "cúpula" de Patria Roja, el SUTEP ahora no tiene prédica entre los nuevos maestros y está en vías de desaparición. Así es, aunque llores sangre antes de reconocerlo.
Crispín exagerará a veces, pero en la principal tiene razón.
Mi querido erudito no se dice:"en la principal" sino, en lo principal.
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