En 1968, con ocasión de la elevación de categoría de la Escuela Normal Mixta “Celendín” a Instituto Pedagógico Regional del Norte, nos visitó una delegación de la Octava Región de Educación con sede en Trujillo. Presidía la delegación el Sr. Isaías Bernedo Oviedo, quién, justo es reconocerlo, fue uno de los que más abogó por esta distinción a nuestra querida Institución. Lo mismo cuando se trataba de contrarrestar los afanes de la Escuela Normal "Santa Teresita" ,de Cajamarca, que pretendía desaparecernos.
Hacía poco menos de un año que nos habíamos trasladado al flamante local de Chacapampa en donde gozamos de todas las comodidades, desconocidas hasta entonces en las instituciones educativas de la localidad. Hasta teníamos un comedor universitario que fue decorado con copias de las pinturas de Bartolomé Esteban Murillo: “Niños comiendo uvas y melón” y “Las vendedoras de frutas”, pintadas al óleo por el profesor César Augusto Díaz Dávila.
Este momento de máxima brillantez se debe a la gestión que emprendiera el entonces director profesor Orestes Tavera Quevedo quien contó con el apoyo decidido de los docentes entre los cuales citamos a quienes no figuran en la fotografía: Moisés Ortíz Huamán, César Alipio Paredes Canto, Walter Pepe Vera Silva, Celedonio Vera Araujo y César Augusto Díaz Dávila.
Cursábamos por entonces el tercer año de formación magisterial y llegábamos muy temprano a clases, la formación era a las 08:00. Muchos íbamos caminando por esa ancha avenida que ahora luce plena de casas. Entonces estaba bordeada de campos de cultivo y pastoreo, con sus vaquitas pedreadas y sus labriegos en su incansable labor. Algunos teníamos la suerte de viajar a bordo de “La burrita”, una camioneta chevrolet roja, venerable por su ancianidad, que era de don Segundo García Cabrera, secretario del Pedagógico.
La mayoría de estudiantes éramos celendinos, pero venían de muchos ugares de la república: de Cajamarca, de Amazonas, de La Libertad, de Lambayeque y hasta de Lima.
Antes no había un solo turno como se estila hoy. Teníamos que asistir en doble horario y las clases terminaban a las 5:00 pm en que regresábamos cuando el sol, a punto de morir tras la loma de San Isidro, pintaba de rojo a la ciudad, volvíamos charlando acerca de nuestro futuro, de lo que haríamos cuando termináramos nuestros estudios y tejíamos muchas ilusiones que el tiempo se encargó de dilucidar.
Hacía poco menos de un año que nos habíamos trasladado al flamante local de Chacapampa en donde gozamos de todas las comodidades, desconocidas hasta entonces en las instituciones educativas de la localidad. Hasta teníamos un comedor universitario que fue decorado con copias de las pinturas de Bartolomé Esteban Murillo: “Niños comiendo uvas y melón” y “Las vendedoras de frutas”, pintadas al óleo por el profesor César Augusto Díaz Dávila.
Este momento de máxima brillantez se debe a la gestión que emprendiera el entonces director profesor Orestes Tavera Quevedo quien contó con el apoyo decidido de los docentes entre los cuales citamos a quienes no figuran en la fotografía: Moisés Ortíz Huamán, César Alipio Paredes Canto, Walter Pepe Vera Silva, Celedonio Vera Araujo y César Augusto Díaz Dávila.
Cursábamos por entonces el tercer año de formación magisterial y llegábamos muy temprano a clases, la formación era a las 08:00. Muchos íbamos caminando por esa ancha avenida que ahora luce plena de casas. Entonces estaba bordeada de campos de cultivo y pastoreo, con sus vaquitas pedreadas y sus labriegos en su incansable labor. Algunos teníamos la suerte de viajar a bordo de “La burrita”, una camioneta chevrolet roja, venerable por su ancianidad, que era de don Segundo García Cabrera, secretario del Pedagógico.
La mayoría de estudiantes éramos celendinos, pero venían de muchos ugares de la república: de Cajamarca, de Amazonas, de La Libertad, de Lambayeque y hasta de Lima.
Antes no había un solo turno como se estila hoy. Teníamos que asistir en doble horario y las clases terminaban a las 5:00 pm en que regresábamos cuando el sol, a punto de morir tras la loma de San Isidro, pintaba de rojo a la ciudad, volvíamos charlando acerca de nuestro futuro, de lo que haríamos cuando termináramos nuestros estudios y tejíamos muchas ilusiones que el tiempo se encargó de dilucidar.
Figuran en cuclillas de izquierda a derecha: (¿?), Alberto Chávez Montoya, (¿?), Oraldo Jara Rodríguez, (¿?), (¿?) y Baltazar Linares Quiroz.
De pie: Manuel Paredes Gálvez, (¿?), (¿?), Francisco Sotelo, Manuel Silva Rabanal, (¿?), (¿?), ...Quevedo Merino, Director Orestes Tavera Quevedo, (¿?), (¿?), Jaime Salas Salas (¿?), (¿?), Luis Díaz Araujo y Héctor Silva Araujo, cruzado de brazos en el extremo derecho. (Foto archivo CPM)
De pie: Manuel Paredes Gálvez, (¿?), (¿?), Francisco Sotelo, Manuel Silva Rabanal, (¿?), (¿?), ...Quevedo Merino, Director Orestes Tavera Quevedo, (¿?), (¿?), Jaime Salas Salas (¿?), (¿?), Luis Díaz Araujo y Héctor Silva Araujo, cruzado de brazos en el extremo derecho. (Foto archivo CPM)
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
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1 comentario:
Esta seguro que la burrita era chevrolet no era ford?
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