Por Constante Vigil
Celendín
Las acciones y decisiones de los pueblos son el sustento democrático de un estado. De acuerdo a este principio las autoridades elegidas por ellos deben acatar y cumplir sus designios, caso contrario estarían incurriendo en el autoritarismo.
En anteriores artículos sostuvimos que la valiente actitud de los comuneros y autoridades de Piura con respecto a las operaciones de Minera Majaz, tienen un carácter aleccionador. Es grato comprobar que la consulta, el derecho de los pobladores a decidir su destino y alternativas de progreso se vienen imponiendo en diversos lugares de la república. Y también la apertura, aunque a regañadientes, que han conseguido por parte de los funcionarios del gobierno.
Sin ir muy lejos, en las provincias hermanas de Chota y Cutervo los ronderos y campesinos de Huambos, Cochabamba, Llama y Querocotillo han expresado su oposición a las actividades mineras en la zona de La Granja, distrito de Querocoto a cargo de la Minera Río Tinto, cuyas operaciones amenazan la ecología de los ríos, manantiales y valles de la zona.
Desgraciadamente, como siempre ocurrió en Cajamarca, nunca faltan los felipillos encarnados esta vez en los pobladores de La Granja y Querocoto, cuyas autoridades, sospechosamente, están a favor de la minera ¿Hasta cuándo entenderemos que las acciones conjuntas y coherentes son nuestra única alternativa de supervivencia, frente a la voracidad y ambición de las transnacionales explotadoras? Ellos esperan vernos divididos para destruirnos. Están abiertamente contra la unión del pueblo, bajo el precepto : “Divide y reinarás”
Decididamente, somos un pueblo amnésico, incapaz de asimilar las lecciones que nos ha dado la historia.
Naturalmente que los políticos como el congresista Werner Cabrera y el ex candidato a la presidencia de la región José Santos Guerrero, tratan de llevar agua para su molino dándole un tinte político al problema. Debemos de entender de una vez por todas, que los ataques mineros a la ecología son un problema de preservación del medio ambiente y los recursos naturales de la región, único legado que podemos dejar a las generaciones venideras, antes que un problema político.
Finalmente se acordó llevar a cabo una consulta popular en enero próximo para decidir la continuación de las operaciones de la Empresa.
Para el pueblo celendino estas consultas son importantes. Nos señalan el camino a seguir en el trato con la Newmont Minning Co., alias Minera Yanacocha, Alias Minas Conga, que ha reiniciado sus acciones para manejar la opinión de los paisanos residentes en otros puntos del país, con otros personajes,, no menos siniestros que los de APACC, con conferencias digitadas por la minera, como ha ocurrido recientemente en la Asociación Celendina de Lima.
Debemos estar alertas, pues, paisanos. A no creer en cantos de sirena y pensar seriamente en nuestra actitud frente a este problema que es una verdadera amenaza contra la integridad de Celendín.
Debemos procurar una actitud firme entre los organismos civiles y las autoridades para presentar una opción conjunta y coherente con los verdaderos intereses de los celendinos. No por treinta monedas vamos a echar por la borda un mundo de potencialidades, entre los cuales los recursos mineros son uno más. Mucho más nos ofrece nuestra privilegiada naturaleza y el afán de trabajo de sus habitantes.
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