miércoles, 18 de julio de 2012

OPINIÓN: Valdés se irá, pero no en paz

Por Crispín Piritaño
Celendín

El premier Oscar Valdés ha anunciado a la prensa ayayera que desea pasar unas fiestas patrias con tranquilidad, pretendiendo darle un toque de ambigüedad a su salida tan ansiada por los peruanos, ensayando una mueca de jovialidad que no termina de cuajar en su rostro de cachaco inepto, que durante su gestión, en lugar de encontrar soluciones, llevó al clímax la intemperancia con un saldo que los cajamarquinos, y los celendinos en particular, lamentamos.
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Un fujimontesinista infiltrado en el gobierno nacionalista de Ollanta...¿Nacionalista? ¿Cuando?
Y la pregunta que nos asalta de inmediato es ¿podrá un incapaz funcionario pasar unas fiestas tranquilas con el peso de su conciencia? ¿Podrá dormir en paz con el clamor de justicia de los espíritus de nuestros mártires que se inmolaron en defensa de nuestro derecho a vivir en paz y armonía con el medio ambiente que la naturaleza nos brindó? Su incapacidad proverbial para el diálogo y su carencia de estrategias para entablar una relación con la comunidad provocaron incidentes nunca ocurridos en un pueblo apacible y tranquilo como es el celendino.
Y no se crea que su incapacidad es producto de su torpeza, por el contrario, es totalmente mal intencionada por intereses mezquinos del mismo premier: su injerencia como empresario minero le impide ser imparcial a la hora de las negociaciones. Aparte está su formación política como ejecutor de las órdenes de la dupla siniestra Fujimori-Montesinos (recuérdese que él fue el redactor de la famosa Acta de Sujeción que hundió en la miseria moral a los más altos mandos de nuestras fuerzas armadas porque fue hecho ante un simple capitancito expulsado del ejército por traición a la Patria)
Su prepotencia de militar corrupto lo llevó a la intolerancia y a recomendar al presidente que olvide sus promesas electorales, una actitud a todas luces fujimontesinista de mentir y mentir para hacer finalmente lo contrario. Su presencia funesta en el ejecutivo fue un craso error de un aprendiz de presidente que siente que se ha metido en camisa de once varas y no atina a hacer nada positivo en bien del Perú. Sus mensajes tembleques sobre las acciones que emprenderá el gobierno para hacer cumplir a Newmont y sus cómplices de Buenaventura los compromisos emanados de un EIA hecho a su antojo e interés, han sido inmediatamente rebatidos por el ávido Roque Benavides, desautorizándolo y dándonos una visión clara de lo que sucederá en el futuro si permitimos que esta dupla minera, desprestigiada en el mundo civilizado, siga destruyendo a Cajamarca por veinte años más.
Los que hablan de progreso en el país como resultante de la actividad minera deberían ir a preguntarle a un campesino o a cualquier modesta madre de familia de las poblaciones mineras de todo el Perú si esta actividad le significó algún progreso material, así sabrán si realmente conviene a la mayoría una actividad que hasta el momento sólo ha beneficiado a los grandes empresarios, a los de la cámara de comercio y a una minoría de hueleguisos que se enriquecieron con la rapiña de gobiernos pasados, que medran en torno a los mineros y que, sobre todo, propician la corrupción generalizada de los funcionarios de los gobiernos de turno, como ocurrió con el segundo gobierno de Crazy Horse, en el que él mismo lo pregonaba conchudamente: “La plata llega sola”.
Por su responsabilidad en los hechos que enlutaron a muchos hogares celendinos humildes, matando su esperanza de vivir con dignidad, Valdés no vale nada. Que se vaya de una vez, pero no se irá en paz.

¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN! ¡CONGA NO VA, Y NO VA!


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