miércoles, 6 de marzo de 2013

OPINIÓN: La partida de un líder latinoamericano

Por Jorge A. Chávez Silva
Solo el cáncer  pudo vencer a Hugo Rafael Chávez Frías, presidente venezolano, líder que gobernó a su país por 14 años y luchó siempre por hacer de Venezuela un país socialista que lidere una verdadera revolución en Latinoamérica, falleció ayer a los 58 años. Personaje carismático que despertó encendidas pasiones en pro y en contra; que se enfrentó a la prepotencia habitual de Estados Unidos, que no calló, pese a la intemperancia del rey cazador de elefantes, ha enlutado a toda América, que en cualquier caso lo recuerda como un presidente solidario. Las 100 casas que obsequió a Chincha , con todas sus comodidades, luego del terremoto que asoló a la región son una prueba real de su preocupación por los afligidos.
El Huracán Bolivariano, como lo llamaban sus partidarios, con una nueva constitución se empeñó en transformar a su país luchando tenazmente contra los partidos tradicionales, la prensa, el poderoso grupo empresarial y la iglesia, que habían hecho de Venezuela un feudo que explotaban a mansalva. Chávez les demostró lo que podía hacer un gobierno verdaderamente nacionalista con su enorme renta petrolera, emprendió en sus misiones una lucha contra el hambre, las enfermedades y la ignorancia que aquejaban a las grandes mayorías de venezolanos, especialmente los campesinos, por los que siempre veló.
Inspirado en los sueños del Libertador Simón Bolívar, Chávez soñó con una Latinoamérica unida, independiente del colonialismo norteamericano que nos ahoga a través de las empresas transnacionales explotadoras de toda clase de recursos. Diseñó una política internacional en ese sentido que, fatalmente, con su muerte, se enfrenta a tiempos borrascosos en los que la arremetida del capitalismo alcanzará una virulencia feroz en sus afanes por recuperar el poder y prebendas que emanan de éste.
Su muerte enluta a millones de pobres de latinoamérica que veían en él a un líder de trascendencia mundial que los reivindique y muestre a los demás gobiernos lo que es verdaderamente el servicio a los pobres, con cambios estructurales que modifiquen el panorama de la pobreza en la región. El comandante del vozarrón, de la corpulencia, insustituible para sus seguidores, e insufrible para sus adversarios, se ha ido físicamente de este mundo, pero creemos que su estela perdurará e inspirará a otros líderes que recojan su impronta para mejorar el destino de nuestros países.
Su muerte, sin embargo, alegra a muchos que no puedieron con él en vida, como al impresentable Aldo M, que manifestó su alegría ante estos momentos adversos por los que atraviesa el pueblo venezolano y latinoamérica entera, lo mismo que Luis Galarreta, que aprovechó su minusvalía y los dólares de Yanacocha para estar en el Congreso y demostrar que sufre de minusvalía mental para expresarse como se expresó en el Congreso, para el PAP que lo insultó cuando se presentó en el Congreso y lógicamente para el carísimo conferencista para quien “la plata llega sola”, de quien dijo alguna vez: “Dios libre a nuestro hermano pueblo peruano de un truhán como éste, de un corrupto de siete suelas como lo es Alan garcía, el Carlos Andrés Pérez del Perú” y al que definió como un “ladrón de cuatro esquinas”.


La partida de un líder que enluta a Latinoamérica.

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