NEOCELENDÍN, DONDE TODO ES POSIBLE (BIS)Por Franz Sánchez CuevaTengo una espantosa pesadilla, de aquellas en las que al abrir los ojos, los sientes empapados, no de sudor sino de lágrimas por lo trágicas que son. Despierto sin querer hacerlo, a veces es mejor dormir. El resto del día transcurrió en mustia penumbra. Siento que son días de despedida y cada vez me concibo más incapaz que siempre. Que los meses fueron transcurriendo en un perpetuo letargo que resulto ser vano y que más allá de reconocimientos superficiales que te pueden dar un par de horas a la semana en programas de televisión, siento que fue un hondo hueco sin fondo. Mi desánimo tiene raíces de impotencia. Que no se pueden cambiar las dificultades de un pueblo ofreciendo simplemente riquezas de un pasado que perece, menos agónico y sin merecerlo, ante mis ojos. Qué se puede escribir de estos días. Lo de siempre. Que aquí todo sigue siendo posible, como canción de una estrofa, que obliga a cantar un (bis).
De mis distritos. Los conocí todos, los doce. Tienen posibilidades tanto como colosales, inciertas. La Libertad de Pallán, me extrañó en demasía, dejándome absorto. El centro de su plaza de armas tiene un homenaje a lo desconocido, a lo bárbaro, una estatua de la libertad con el brazo alzado, sujetando una antorcha yace allí, al peor estilo yanqui o digamos, al mejor estilo municipal dice: Welcome to Pallán. Esto último autoría de quien escribe, pero solamente faltaba el rótulo norteamericano. Y las grandes paradojas, nos hablan de “Libertad” esclavizándonos con ese tipo de homenajes a la alienación, con un fondo musical que suena a Frank Sinatra. El Concejo es un caos debido a la temblorosa muñeca de una jovencita de 19 años que asumió el cargo de alcaldesa, al ser la última regidora que no fue revocada.
¿Hotel cinco estrellas? No, es la Municipalidad de Chalán.Chalán, llamado en el peor de los casos Miguel Iglesias, recibe al visitante con una municipalidad que más parece un ostentoso hotel de cinco estrellas, mientras que los pobladores moran en modestas casas pero con vista a mil estrellas. En aquél gran edificio, el alcalde parece el botones. ¡Qué desperdicio! Es para echarse a reír, puesto que nuestros sollozos inundarían el pueblo, quedando a flote la desmesurada construcción municipal.
Sucre, es el distrito de los gestos. Las autoridades han acostumbrado a su población a vivir solamente de gestos, de intenciones, que difieren a la distancia y por mucho de acciones. El zoológico “El Común”, es un común gesto. Sin embargo, la gente vecina al zoológico no tiene servicio de desagüe y a veces hasta miran con envidia y celo a sus vecinos: monos, loros, avestruces y más. Hay prioridades.
Jorge Chávez, Utco y José Gálvez cansados de lismonear interés al ilustrísimo filántropo burgomaestre. Que en mucho hace honor a su nombre J. de Dios, porque como Dios, no se le ve nunca, no se le oye pero se sabe que gobierna. Estos distritos se han reunido y propuesto habilitar una carretera, que unirá a estos tres importantes pueblos, directamente con Balsas, abreviando el paso por Celendín hacia la amazonía.
En Cortegana (Tierra de Amapolas), Pallán y Chalán, solo existen dos policías tridistritales. Pero en cambio, cuando los postergados ronderos apresan a delincuentes, las “autoridades” de Celendín los reconocen demandándolos por el delito de secuestro, amparando así a los malhechores.
Si las cosas están así en las capitales de distrito, ni hablar de los pueblos alejados, a los extremos. Nuestras fronteras son endebles. Así sucede en Micuypampa. La Encañada presentó algunos mapas donde incluían como parte de su territorio, lo que pertenece a Sucre como dependencia. Aquello ya no fue un simple gesto.
Oxamarca, la tierra de las chullpas (La Chocta), abandonada, con un pésimo acceso a esta zona. Al llegar hasta allí tuve la indescriptible sensación de haber dejado Celendín y estar ya en territorio sanmarquino, con todo lo que ello implica, tanto en el aspecto comercial como cultural.
De regreso a la ciudad (Neo Celendín) después de tan desgarrador Tour, sigo encontrándola hermosa (Neo Celendín), salvo que la permanencia en mi terruño haya gastado mi apreciación estética, estropeándola por completo. Puede ser… Recordemos que aquí, todo es posible. Será por eso que ahora veo al cielo, más gris, que edén. Que el agua antes cristalina y dulce, la encuentro más clorada e insípida.
Y será también por eso que el municipio firmó un contrato con Sedacaj, entregándole la administración del agua a esa miserable y abusiva empresa. Claro… es posible, quizá el mal sabor del agua hizo que el alcalde y regidores como César Jáuregui, Manolo Ángulo, el muy desprendido luchador social Wilmer Solano Oyarce, Mariela Rodríguez Ocampo y otros más, estamparan su rúbrica en un contrato apócrifo a espaldas de la población en 2008. Celebrando un convenio con la injusta Sedacaj que, recordemos, llena de aire las tuberías de agua de los usuarios cajamarquinos.
Mi equipaje está listo, me llevo más que nostálgicos recuerdos, la amargura y la rabia encima y pesa tanto, que temo pagar exceso de equipajes al llegar a mi destino. Sigo despierto, aunque extravié y no sé en donde, la noción de pesadilla y realidad.
Ya en el carro, el rugido del motor despide tras de mí, todo lo que amo y lo que debo dejar, de lo que me debo desprender. Lo extraño de todo es que a pesar de las canalladas e injusticias experimentadas, he pagado desde mi partida, pasaje de regreso a golpe de masoquista.
A la salida… La Feliciana y las líneas trazadas en su plaza de arena. Pero de pronto como una visión espantosa, súbitamente pienso que al regresar encontraré una zona residencial, con tantos departamentos como idiotas habitándolos. No se sabe, esto también es posible.
Así te encontré y con tanta pesadumbre, así también te dejo Celendín. Para llorar no es necesario un golpe, solo es cuestión de saber de ti.
Hasta la próxima estrofa.