Mario Jaime Villanueva Marín es un cajamarquino que llegó a Celendín en 1960 para integrar la que finalmente sería la Promoción “Ing. Manuel de Piérola Castro”, primera del INA 38, y fue uno más de los artistas que la integraron y que forjaron la importancia del Agropecuario en Celendín.
Además de ser un excelente pintor y caricaturista, era un cómico nato y fue característica su figura rechoncha (pesista que había desarrollado gran volumen toráxico, pero había olvidado las piernas) vestido estrafalariamente como le dictara su ingenio actuando en Sketchs de su propia autoría. Hacía los libretos apropiados para cada ocasión, y adiestraba a sus acompañantes, con quienes ensayaba por las tardes en su cuartito del segundo piso del local del jirón Ayacucho, esquina con Arequipa.
Hasta su apariencia le ayudaba para la comicidad, era ñato, de prominente mandíbula, típica de los reyes Ausburgos españoles, por eso le decíamos “cachete de reja de arado”. Él, como buen cómico, jamás se molestaba y más bien retrucaba con otra chapa de su ingenio.
Los cómicos que alternaron con él fueron escogidos después de varias pruebas por él mismo. Muchos recordarán a Manuel Sánchez Guerra “Shómine”, a Wenner Aliaga Burgos “Paishano” y a Hugo Abanto “Negro”. Sus números eran el plato fuerte de las memorables veladas literario musicales que presentó en esos años el INA 38 con ocasión del Día de la Madre o en la Semana Técnica que se celebraba en septiembre
Era tal su carisma que pronto se hizo querido por sus compañeros y admirado por el público que seguía atento cada actuación. En la foto lo vemos en plena actuación y es notoria la alegría que provocaban sus sketchs entre el público. El profesor César Becerra, por ejemplo, ríe a mandíbula batiente e involucra al micrófono en su alegría y cerca al pasadizo, agachado con las manos en las rodillas se ve al profesor Clavitex, de negro, que era su hincha número uno.
Trabé amistad con él por lo de la pintura y la caricatura, e hicimos un tándem que dio muchos dolores de cabeza a nuestros profesores y compañeros, principales víctimas de nuestras travesuras pictóricas.
Al culminar la secundaria Mario prosiguió en la UTC graduándose como Ingeniero Zootecnista, ejerciendo su profesión en varios lugares de la república, pero nunca abandonó los pinceles a los que siempre regresaba con pasión. Hace algunos años fue premiado como el “Pintor de Cajamarca” y ha hecho exposiciones hasta en el extranjero.
Donde te encuentres, Mario, un gran abrazo, y el anhelo de encontrarnos en julio en Celendín para celebrar las Bodas de Oro de nuestro querido Agropecuario Nº 38. Ojalá te animes a actuar de nuevo.
Además de ser un excelente pintor y caricaturista, era un cómico nato y fue característica su figura rechoncha (pesista que había desarrollado gran volumen toráxico, pero había olvidado las piernas) vestido estrafalariamente como le dictara su ingenio actuando en Sketchs de su propia autoría. Hacía los libretos apropiados para cada ocasión, y adiestraba a sus acompañantes, con quienes ensayaba por las tardes en su cuartito del segundo piso del local del jirón Ayacucho, esquina con Arequipa.
Hasta su apariencia le ayudaba para la comicidad, era ñato, de prominente mandíbula, típica de los reyes Ausburgos españoles, por eso le decíamos “cachete de reja de arado”. Él, como buen cómico, jamás se molestaba y más bien retrucaba con otra chapa de su ingenio.
Los cómicos que alternaron con él fueron escogidos después de varias pruebas por él mismo. Muchos recordarán a Manuel Sánchez Guerra “Shómine”, a Wenner Aliaga Burgos “Paishano” y a Hugo Abanto “Negro”. Sus números eran el plato fuerte de las memorables veladas literario musicales que presentó en esos años el INA 38 con ocasión del Día de la Madre o en la Semana Técnica que se celebraba en septiembre
Era tal su carisma que pronto se hizo querido por sus compañeros y admirado por el público que seguía atento cada actuación. En la foto lo vemos en plena actuación y es notoria la alegría que provocaban sus sketchs entre el público. El profesor César Becerra, por ejemplo, ríe a mandíbula batiente e involucra al micrófono en su alegría y cerca al pasadizo, agachado con las manos en las rodillas se ve al profesor Clavitex, de negro, que era su hincha número uno.
Trabé amistad con él por lo de la pintura y la caricatura, e hicimos un tándem que dio muchos dolores de cabeza a nuestros profesores y compañeros, principales víctimas de nuestras travesuras pictóricas.
Al culminar la secundaria Mario prosiguió en la UTC graduándose como Ingeniero Zootecnista, ejerciendo su profesión en varios lugares de la república, pero nunca abandonó los pinceles a los que siempre regresaba con pasión. Hace algunos años fue premiado como el “Pintor de Cajamarca” y ha hecho exposiciones hasta en el extranjero.
Donde te encuentres, Mario, un gran abrazo, y el anhelo de encontrarnos en julio en Celendín para celebrar las Bodas de Oro de nuestro querido Agropecuario Nº 38. Ojalá te animes a actuar de nuevo.
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