jueves, 2 de julio de 2009

OPINIÓN: Nido de víboras

Por Crispín Piritaño
Celendin

El diario Correo, que fundara el mayor depredador del mar peruano, Luis Banchero Rossi, se ha convertido en un nido de víboras, viscosas, sibilantes, dispuestas a inocular el veneno de la estupidez a su escasa legión de lectores. Entre estos reptiles están Alberto Boza Pardo, Andrés Bedoya Ugarteche y otros de la misma ralea, capitaneados por el inefable Aldo M.
En un artículo publicado con el nombre de “¡Pobrecitos chunchos! y otras torpezas”, Andrés Bedoya Ugarteche hace gala de racismo y macartysmo al juzgar la matanza de Bagua, cuyo número de víctimas va aumentando a medida que se abre paso la verdad, y presenta a los indígenas como chunchos de la edad preagrícola, ignorantes, primitivos feroces a quienes comunistas sinvergüenzas utilizan como tontos estúpidos”
Encima de ello culpa a las congresistas quechuas y aymaras a quienes denosta como: “Supaypahuahua, Cachachanca y Hatunracca. Les ruego me disculpen, pero tengo poca capacidad retentiva de nombres y no hablo una sola sílaba de quechua o aymara (O huitoto, o mayoruna, o jíbaro o aguaruna, para el caso)”.


Sabido es que hay algunos arequipeños –no todos, felizmente- que se pretenden descendientes de los conquistadores, y tienen ínfulas de nobleza por esta circunstancia, como si todo el mundo no supiera la ralea de pordioseros y ladrones que envió España a conquistar a los americanos. Este aprendiz de neonazi es uno de ellos. ¿Ignorará este mequetrefe que si el Perú es un destino turístico conocido en el mundo entero, se debe precisamente a los vestigios que nos legaron nuestros antepasados, pertenecientes a las etnias que le merecen tanto desprecio? ¿Qué la agricultura desarrollada por estos indígenas salvo del hambre a la humanidad y que si decayó fue precisamente por la nefasta acción de estos conquistadores? ¿Qué aquellos de quienes se precia en descender solo trajeron muerte, caos y destrucción a la cultura más extraordinaria de América del Sur?
Pero lo que llega al colmo de su retorcida personalidad es el peligroso clamor que lanza: “No sé qué espera Alan que no prepara a su FAP con todo el napalm necesario”. ¿Querrá este aspirante a genocida que se repitan los horrores de la guerra de Vietnam en el Perú? ¿Querrá ver a la niña vietnamita Kim Phuc rediviva en alguna de nuestras nativas de la selva? ¿Medirá las consecuencias de su desvarío? Está bien que el papel aguante todo, pero disparates como el artículo de Bedoya solo tienen cabida en un diario como Correo, que, felizmente, sus lectores se pueden contar con los dedos de la mano.
Por si no lo sabe este tipo, el napalm es un arma prohibida por la legislación internacional y por el Protocolo III de la Convención de Ginebra por las terribles consecuencias que genera. Los vietnamitas lo están sufriendo en tercera generación,
Pedir una incursión de este tipo en nuestra selva es caer en la insania y en la estupidez supina, digna de los más siniestros criminales nazis responsables del holocausto judío en los campos de concentración.
Dice asimismo este devoto de Hitler, que los chunchos son caníbales y que si no se comieron a los militares muertos fue sólo por falta de tiempo. Ya quisiera ver a este mequetrefe perdido en la selva y en manos de los chunchos que tanto denigra. Estoy seguro que no se comerían sus magras carnes porque se indigestarían. En cuanto a reducir su cabeza, Bedoya Ugarteche no lo necesita, a él le redujeron el cerebro en el útero de su madre.


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