Por Crispín Piritaño
Celendín
Realmente causa pavor asomarse a la psiquis de algunas personas, porque en su pervesidad encarnan la bestialidad que persiste agazapada en lo más hondo del ser humano. Hay gente que es como la negación de la humanidad, como si hubiesen llegado a este mundo como un castigo bíblico para mostrarnos cómo éramos, o somos, librados a nuestra animalidad.
Estos seres son capaces de actos de una crueldad inimaginable, que linda o se hunde en la sinrazón. Existen desde los albores de la humanidad y descienden de la semilla de Caín. Ejemplos históricos de ellos son el emperador Nerón, que hizo asesinar a su madre para ver de dónde había nacido, Drácula, que empaló a millares de sus enemigos, Hitler, que en nombre de la pureza de raza envió al holocausto a millones de judíos, el vampiro de Dusseldorff, Buffalo Bill, Charles Manson, apodado “El anticristo”, Pinochet, los generales argentinos brasileños y uruguayos y muchos casos más…
En el Perú, en tiempos de la conquista, hubo un tal Lope de Aguirre, que en su demencia bañó de sangre las aguas del Amazonas. Hasta llegar a los tiempos actuales, en que tenemos al psicópata Santiago Martin Rivas, personaje idóneo que se puso al servicio de la maquiavélica mente de los siameses Fujimori-Montesinos para cometer los crímenes más atroces. Este hombre, por no decir esta Bestia Feroz, encarnación peruana de los otros demonios citados, comandó el temible grupo Colina, que exterminó a inocentes y niños en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta y que, en el colmo de la crueldad, asesinó bárbaramente a Mariela Barreto, la mujer que en algún momento amó, no dudando en dejar huérfana a su propia hija. No contento con ello, en un intento de borrar huellas, de camuflar su crímen, descuartizó a su víctima y ocultó sus restos en varios lugares. Pero no hay crímen perfecto, el padre de la asesinada la reconoció pese a que al cuerpo le faltaban la cabeza y las manos. Pericias posteriores demostraron que Mariela Barreto estaba viva cuando la descuartizaron.
Ahora, gracias a la acuciosidad y a un servilismo dignos de mejor causa, del más incapaz de los ministros, Rafael Rey Rey, una nulidad en la cartera de Defensa, el asesino Santiago Martin Rivas podrá salir libre. Esto será posible de acuerdo al Decreto 1097, que Rey Rey, en su búsqueda afanosa de impunidad para los asesinos de la "guerra sucia", se ha encargado de hacer promulgar, usurpando la labor del Ministerio de Justicia. En su mente trasnochada, trastocada en cuanto a valores, dice proteger a los militares, pero lo que hace es meter en un solo saco a los malos y a los honestos. De paso paga los muchos favores recibidos de Fujirata y Crazy.
Al amparo de este falaz decreto, ya denominado “Decreto Colina” para la Historia Universal de la Infamia, quedarán impunes las masacres del Frontón, Lurigancho y Cayara, entre muchas otras, así como las cometidas por el comando de la muerte Rodrigo Franco, además de la infames fechorías del escuadrón de asesinos encabezados por Santiago Martin Rivas, autores entre otras de las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos, ordenadas por la dupla Fujimori-Montesinos. Y lo más terrible: asesinos como el mismo Martin Rivas, Pichilingue Guevara, Sosa Saavedra, alias “Kerosene”, Rivero Lazo, Salazar Monroe, Rodríguez Zabalbescoa, Alayo Calderón, Chuqui Aguirre, sin hablar de Montesinos, Fujirata y el propio Crazy que nos gobierna, quedarán en principio libres de polvo y paja.
Lo que ellos no saben es que, gracias a la internacionalización de la justicia y de acuerdo a los pactos internacionales suscritos por nuestro país en materia de Derechos Humanos, los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles y los violadores de los Derechos Humanos y asesinos en serie tendrán que pagar de todos modos por sus acciones. La justicia y la memoria de los hombres honestos y amantes de la verdad lo exigen así. Esos organismos se encargarán de denunciar al Perú por los despropósitos del incapaz Rey Rey y otros encubridores de lo nefando. Peor aún para ellos, la Historia siempre se encargará de ponerlos en las celda que se merecen.
Celendín
Realmente causa pavor asomarse a la psiquis de algunas personas, porque en su pervesidad encarnan la bestialidad que persiste agazapada en lo más hondo del ser humano. Hay gente que es como la negación de la humanidad, como si hubiesen llegado a este mundo como un castigo bíblico para mostrarnos cómo éramos, o somos, librados a nuestra animalidad.
Estos seres son capaces de actos de una crueldad inimaginable, que linda o se hunde en la sinrazón. Existen desde los albores de la humanidad y descienden de la semilla de Caín. Ejemplos históricos de ellos son el emperador Nerón, que hizo asesinar a su madre para ver de dónde había nacido, Drácula, que empaló a millares de sus enemigos, Hitler, que en nombre de la pureza de raza envió al holocausto a millones de judíos, el vampiro de Dusseldorff, Buffalo Bill, Charles Manson, apodado “El anticristo”, Pinochet, los generales argentinos brasileños y uruguayos y muchos casos más…
En el Perú, en tiempos de la conquista, hubo un tal Lope de Aguirre, que en su demencia bañó de sangre las aguas del Amazonas. Hasta llegar a los tiempos actuales, en que tenemos al psicópata Santiago Martin Rivas, personaje idóneo que se puso al servicio de la maquiavélica mente de los siameses Fujimori-Montesinos para cometer los crímenes más atroces. Este hombre, por no decir esta Bestia Feroz, encarnación peruana de los otros demonios citados, comandó el temible grupo Colina, que exterminó a inocentes y niños en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta y que, en el colmo de la crueldad, asesinó bárbaramente a Mariela Barreto, la mujer que en algún momento amó, no dudando en dejar huérfana a su propia hija. No contento con ello, en un intento de borrar huellas, de camuflar su crímen, descuartizó a su víctima y ocultó sus restos en varios lugares. Pero no hay crímen perfecto, el padre de la asesinada la reconoció pese a que al cuerpo le faltaban la cabeza y las manos. Pericias posteriores demostraron que Mariela Barreto estaba viva cuando la descuartizaron.
Ahora, gracias a la acuciosidad y a un servilismo dignos de mejor causa, del más incapaz de los ministros, Rafael Rey Rey, una nulidad en la cartera de Defensa, el asesino Santiago Martin Rivas podrá salir libre. Esto será posible de acuerdo al Decreto 1097, que Rey Rey, en su búsqueda afanosa de impunidad para los asesinos de la "guerra sucia", se ha encargado de hacer promulgar, usurpando la labor del Ministerio de Justicia. En su mente trasnochada, trastocada en cuanto a valores, dice proteger a los militares, pero lo que hace es meter en un solo saco a los malos y a los honestos. De paso paga los muchos favores recibidos de Fujirata y Crazy.
Al amparo de este falaz decreto, ya denominado “Decreto Colina” para la Historia Universal de la Infamia, quedarán impunes las masacres del Frontón, Lurigancho y Cayara, entre muchas otras, así como las cometidas por el comando de la muerte Rodrigo Franco, además de la infames fechorías del escuadrón de asesinos encabezados por Santiago Martin Rivas, autores entre otras de las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos, ordenadas por la dupla Fujimori-Montesinos. Y lo más terrible: asesinos como el mismo Martin Rivas, Pichilingue Guevara, Sosa Saavedra, alias “Kerosene”, Rivero Lazo, Salazar Monroe, Rodríguez Zabalbescoa, Alayo Calderón, Chuqui Aguirre, sin hablar de Montesinos, Fujirata y el propio Crazy que nos gobierna, quedarán en principio libres de polvo y paja.
Lo que ellos no saben es que, gracias a la internacionalización de la justicia y de acuerdo a los pactos internacionales suscritos por nuestro país en materia de Derechos Humanos, los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles y los violadores de los Derechos Humanos y asesinos en serie tendrán que pagar de todos modos por sus acciones. La justicia y la memoria de los hombres honestos y amantes de la verdad lo exigen así. Esos organismos se encargarán de denunciar al Perú por los despropósitos del incapaz Rey Rey y otros encubridores de lo nefando. Peor aún para ellos, la Historia siempre se encargará de ponerlos en las celda que se merecen.
¡SOLANO OYARCE, DEVUELVE LA CALLE QUE LE ROBASTE A CELENDIN!
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