CONTESTACION A UN INSULTO
Por Crispín Piritaño
Celendín
Como pueden ver los lectores al pie del artículo “El retrato de César Nakazaki”, en el enlace Comentarios, alguien, el mismo abogado Nakazaki tal vez, o alguien de su entorno y que lo quiere mucho, quizás, contesta el retrato moral y físico que hemos trazado de este ejemplar de la abogacía peruana. Y lo hace, ¿cómo? ¿Con los mejores argumentos de la ciencia jurídica, de la lógica, o de la dialéctica? No. Lo hace insultándonos bajamente, tratándome en particular a mí nada menos que de “hijo de p…”
¿Qué otra cosa se puede esperar de gente que frecuenta a asesinos y narcotraficantes, y que vive y medra de servirlos y defenderlos?
He estado releyendo uno de los pasajes de “Los perros hambrientos” y en él Ciro Alegría narra crudamente cómo una familia, acosada por el hambre, devora los restos de una res muerta por enfermedad. Finalmente los integrantes de la familia mueren infectados por la res.
En la naturaleza, en cadena alimenticia, existen diversos tipos de seres vivos. Dentro de esta cadena, entre los últimos, están los carroñeros. Esta especie de basureros ecológicos que desaparecen todo resto orgánico que se descompone y evitan así que el planeta se contamine. Estos animales tienen un organismo preparado para consumir organismos en estado de putrefacción sin que les suceda nada. Cuando algunos individuos, como la familia que describe Alegría, pretenden saltear los escalones de este circuito, venciendo desde luego, escrúpulos naturales, sucumben entre ayes de dolor.
En el campo profesional existen, como en la escala zoológica, personas que desempeñan el papel de los carroñeros biológicos. Son como buitres que lucran con los delitos cometidos por otros, viven de los latrocinios y crímenes cometidos y cobran por ello precios muy altos.
Este parece ser el papel del manifiesto defensor de delincuentes César Nakazaki, uno de los abogados que viven de las peores bazofias con las que tiene que lidiar la justicia peruana. Alguien que, encima pretende infantilizarnos y hacernos creer que el japonés Alberto Kenya Fujimori no sabía nada de los crímenes que en nombre de lucha antiterrorista cometieron los integrantes del grupo Colina y que, desde luego, desconocía de las filmaciones de los cohechos de Vladimiro Montesinos en la famosa salita de los muebles de cuero y la marina colgada en la pared. Todo esto lo desconocía su defendido, pero, por si acaso, fraguó toda una operación ilegal para rescatar los videos del domicilio de la esposa del “Doc”.
Asistimos a través de la televisión (y no precisamente a través del canal del estado, como debería ser) al huachafamente denominado “megajuicio” al dictador y nos indignamos ante las triquiñuelas y ardides que emplea el abogado Nakazaki, tratando de confundir a los testigos, interrumpiéndolos y apelando a una serie de argucias. Debe creerse un gran jurisconsulto, cuando todos sabemos que carece de toda ética profesional y que defiende preferentemente a delincuentes, a los que mejor pagan.
Desde que el periodista francés Daniel Benoit acuñarta el término “caviar”, éste es utilizado sin ton ni son por todo aquel que quiere descalificar a algún oponente sin debatir con él. Hace algún tiempo observé un enfrentamiento televisivo entre la panelista Cecilia Valenzuela, de “La ventana indiscreta”, y Francisco Diez Canseco Tabarra. Este señor, insólitamente presidente del Consejo por la Paz, es el comprobado explotador de más de trescientos campesinos de Piura, a quienes estafó no pagándoles su trabajo. Es, además, títere de los fujimoristas y militares comprometidos con la corrupción y violaciones de los derechos humanos durante el gobierno del japonés, de gente que busca vengarse de los investigadores que los descubrieron y encarcelaron. Este sujeto llamaba “caviares”, a gritos, a los campesinos estafados y a quienes con pruebas denunciaban sus estafas.
Me pregunto si el anónimo soez que nos insulta en el comentario sabrá realmente lo que significa “caviar”. En lo que a mí respecta, provengo de una modestísima familia celendina. Mi madre, para mantenernos tuvo que tejer sombreros como única fuente de recursos después de la temprana muerte de nuestro padre. En la modesta casa trabajamos todos desde que pudimos hacerlo y nuestro yantar cotidiano era sopa verde, mote puspo y a lo sumo lentejas, así que no veo por donde puedo ser “caviar” y otras huachaferías. A lo más que pudimos aspirar dentro de nuestra honrada pobreza era a un sabroso postre de quesillo con miel de chancaca. Todo esto no impidió que con grandes esfuerzos y privaciones me hiciera maestro y, sobre todo, que aprendiera a pensar y adquiriera principios de vida. Es así que pienso que todo aquel que, como el reo japonés, robe al país que lo cobijó, y atente contra los pobres, y asesine a otros por sus ideas, merece la pena que para esos casos establece la ley.
También lo debe ignorar el hijo de su jefe, Kenyi, que grita por televisión “caviares” a los carceleros, acusándolos de querer matar a su padre, el ex dictador Kenya. El muchacho lo único que ha logrado es poner en evidencia sus serias alteraciones de personalidad, como lo demostró cierto vladivideo en donde realiza actos antinaturales con su perro. Parece que su mal va en aumento por lo que debe recurrir con urgencia a un especialista.
Nadie que lea esta contestación, con la cual ponemos punto final a esta cuestión, debe tener dudas con respecto al que suscribe y menos encasillarlo como miembro de una cierta izquierda a la que se acusa de “caviar”. Señalo con todo respeto que soy liberal en toda la definición de la palabra, en disposición de debatir ideas y argumentos sin apelar a los epítetos que suelen utilizar la gente de la izquierda radical y la derecha conservadora del Perú.
Lo que queremos dejar sentado es que en el Perú hay abogados que realmente merecen el título de tales y otros, carroñeros como juguete de perro, por lo “mascados”, física y moralmente, quienes desgraciadamente para nuestro país, viven en apariencia felices, pero creemos que llevan la procesión por dentro, y que se les ve en la cara.
Por Crispín Piritaño
Celendín
Como pueden ver los lectores al pie del artículo “El retrato de César Nakazaki”, en el enlace Comentarios, alguien, el mismo abogado Nakazaki tal vez, o alguien de su entorno y que lo quiere mucho, quizás, contesta el retrato moral y físico que hemos trazado de este ejemplar de la abogacía peruana. Y lo hace, ¿cómo? ¿Con los mejores argumentos de la ciencia jurídica, de la lógica, o de la dialéctica? No. Lo hace insultándonos bajamente, tratándome en particular a mí nada menos que de “hijo de p…”
¿Qué otra cosa se puede esperar de gente que frecuenta a asesinos y narcotraficantes, y que vive y medra de servirlos y defenderlos?
He estado releyendo uno de los pasajes de “Los perros hambrientos” y en él Ciro Alegría narra crudamente cómo una familia, acosada por el hambre, devora los restos de una res muerta por enfermedad. Finalmente los integrantes de la familia mueren infectados por la res.
En la naturaleza, en cadena alimenticia, existen diversos tipos de seres vivos. Dentro de esta cadena, entre los últimos, están los carroñeros. Esta especie de basureros ecológicos que desaparecen todo resto orgánico que se descompone y evitan así que el planeta se contamine. Estos animales tienen un organismo preparado para consumir organismos en estado de putrefacción sin que les suceda nada. Cuando algunos individuos, como la familia que describe Alegría, pretenden saltear los escalones de este circuito, venciendo desde luego, escrúpulos naturales, sucumben entre ayes de dolor.
En el campo profesional existen, como en la escala zoológica, personas que desempeñan el papel de los carroñeros biológicos. Son como buitres que lucran con los delitos cometidos por otros, viven de los latrocinios y crímenes cometidos y cobran por ello precios muy altos.
Este parece ser el papel del manifiesto defensor de delincuentes César Nakazaki, uno de los abogados que viven de las peores bazofias con las que tiene que lidiar la justicia peruana. Alguien que, encima pretende infantilizarnos y hacernos creer que el japonés Alberto Kenya Fujimori no sabía nada de los crímenes que en nombre de lucha antiterrorista cometieron los integrantes del grupo Colina y que, desde luego, desconocía de las filmaciones de los cohechos de Vladimiro Montesinos en la famosa salita de los muebles de cuero y la marina colgada en la pared. Todo esto lo desconocía su defendido, pero, por si acaso, fraguó toda una operación ilegal para rescatar los videos del domicilio de la esposa del “Doc”.
Asistimos a través de la televisión (y no precisamente a través del canal del estado, como debería ser) al huachafamente denominado “megajuicio” al dictador y nos indignamos ante las triquiñuelas y ardides que emplea el abogado Nakazaki, tratando de confundir a los testigos, interrumpiéndolos y apelando a una serie de argucias. Debe creerse un gran jurisconsulto, cuando todos sabemos que carece de toda ética profesional y que defiende preferentemente a delincuentes, a los que mejor pagan.
Desde que el periodista francés Daniel Benoit acuñarta el término “caviar”, éste es utilizado sin ton ni son por todo aquel que quiere descalificar a algún oponente sin debatir con él. Hace algún tiempo observé un enfrentamiento televisivo entre la panelista Cecilia Valenzuela, de “La ventana indiscreta”, y Francisco Diez Canseco Tabarra. Este señor, insólitamente presidente del Consejo por la Paz, es el comprobado explotador de más de trescientos campesinos de Piura, a quienes estafó no pagándoles su trabajo. Es, además, títere de los fujimoristas y militares comprometidos con la corrupción y violaciones de los derechos humanos durante el gobierno del japonés, de gente que busca vengarse de los investigadores que los descubrieron y encarcelaron. Este sujeto llamaba “caviares”, a gritos, a los campesinos estafados y a quienes con pruebas denunciaban sus estafas.
Me pregunto si el anónimo soez que nos insulta en el comentario sabrá realmente lo que significa “caviar”. En lo que a mí respecta, provengo de una modestísima familia celendina. Mi madre, para mantenernos tuvo que tejer sombreros como única fuente de recursos después de la temprana muerte de nuestro padre. En la modesta casa trabajamos todos desde que pudimos hacerlo y nuestro yantar cotidiano era sopa verde, mote puspo y a lo sumo lentejas, así que no veo por donde puedo ser “caviar” y otras huachaferías. A lo más que pudimos aspirar dentro de nuestra honrada pobreza era a un sabroso postre de quesillo con miel de chancaca. Todo esto no impidió que con grandes esfuerzos y privaciones me hiciera maestro y, sobre todo, que aprendiera a pensar y adquiriera principios de vida. Es así que pienso que todo aquel que, como el reo japonés, robe al país que lo cobijó, y atente contra los pobres, y asesine a otros por sus ideas, merece la pena que para esos casos establece la ley.
También lo debe ignorar el hijo de su jefe, Kenyi, que grita por televisión “caviares” a los carceleros, acusándolos de querer matar a su padre, el ex dictador Kenya. El muchacho lo único que ha logrado es poner en evidencia sus serias alteraciones de personalidad, como lo demostró cierto vladivideo en donde realiza actos antinaturales con su perro. Parece que su mal va en aumento por lo que debe recurrir con urgencia a un especialista.
Nadie que lea esta contestación, con la cual ponemos punto final a esta cuestión, debe tener dudas con respecto al que suscribe y menos encasillarlo como miembro de una cierta izquierda a la que se acusa de “caviar”. Señalo con todo respeto que soy liberal en toda la definición de la palabra, en disposición de debatir ideas y argumentos sin apelar a los epítetos que suelen utilizar la gente de la izquierda radical y la derecha conservadora del Perú.
Lo que queremos dejar sentado es que en el Perú hay abogados que realmente merecen el título de tales y otros, carroñeros como juguete de perro, por lo “mascados”, física y moralmente, quienes desgraciadamente para nuestro país, viven en apariencia felices, pero creemos que llevan la procesión por dentro, y que se les ve en la cara.
4 comentarios:
Ya vas a ver, serrano de mierda, si sigues asi ya vas ver. No te metas con el docto Nakasaki que no le llegas ni a la suela del zapato..!!
Sabes de derecho? me gustaria saber para poder evaluar desde que pounto de vista haces tu analisis....
Que bajos y burdos resultan los que defienden al exdictador japones cuya dictadura de 10 años hizo tanto daño a nuestro país y aún estamos padeciendo parte de las atroces desiciones políticas de esa época como las combis y las custers, la incultura chicha, los diarios basura, la falta de valores en la policia y los militares, la existencia de muchas leyes absurdas y contra los derechos humanos, la telebasura, las radiosbasura, etc, etc. Si tanto dicen los fujimoristas que vencio al terrorismo entonces por que aun existe SL en la selva y sierra de nuestro pais?? y por que hablan a cada rato de hacerle guerra a Chile?? acaso los fujimoristas no compran en Wong y Metro??
como puedo enviar unos videos de una de las abogadas de su estudio que defienden a fujimori la de cabello negro, en los que se le ve lo inmoral que es? por esta vìa? o como, digame
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