Publicamos este interesante artículo enviado por nuestro amigo, y colaborador, el arquitecto Víctor Chávez V., porque consideramos que las opiniones de nuestros profesionales, en cualquier campo de la cultura, son importantes para clarificar o enriquecer, incluso en la contradicción, la visión que debemos tener de nuestra problemática, así como para robustecer la justeza de nuestros afanes de preservar nuestros recursos, nuestra integridad y nuestras aspiraciones para el futuro (NdlR).
Por Víctor S. Chávez Velásquez
Arq. C.A.P. 8120
No se puede deslegitimar las protestas que sucedieron las semanas precedentes en la región Cajamarca y principalmente en el ámbito de la provincia de Celendín por el solo hecho de que quienes encabezaban dichas protestas y aparecen en los medios hayan sido autoridades elegidas por el pueblo y tengan un pasado nada santo por su militancia en grupos alzados en armas, que tanto dolor y sufrimiento causaron a la patria, hechos que por supuesto no compartimos.
Hay quienes, y a raíz de la declaración del estado de emergencia, pretenden meter en un mismo saco a los extremistas que quieren sembrar el caos y a los campesinos y pobladores de Celendín, que hicieron sentir su indignación ante la pasividad cómplice del gobierno central por los atropellos que Yanacocha pretende llevar a cabo en las alturas de nuestra provincia. Salvo honrosas excepciones, periodistas y autoridades, no tienen el menor empacho en afirmar que los manifestantes han sido llevados de las narices, y que sus reclamos no tienen razón de ser. Debemos hacer conocer que Celendín es tierra de gente laboriosa, de artesanos hábiles que han hecho del tejido de sombreros de paja toquilla su modo de sobrevivir, Celendín es cuna de escritores, poetas, pintores y escultores de gran sensibilidad, y si hay algo que ha dado y sigue dando al Perú son los miles de educadores que ejercen la docencia en todo el territorio patrio, también nos caracterizamos por que tratamos de vivir en armonía con nuestro entorno.
El jefe del Estado ha señalado que el subsuelo es de todos los peruanos, pretendiendo que puede disponer de cualquier lugar del territorio vía manu militari. Hay a quienes no les ha costado nada el pedazo de terreno donde viven, o lo han obtenido por generación espontánea, o gracias a la benevolencia de algún compadre; es bueno hacerle conocer la historia. Los shilicos, nos sentimos orgullosos de nuestros ancestros, pues quizás seamos el único pueblo que pago 14,000 pesos españoles por el lugar donde se fundó la ciudad y sus anexos, por eso discrepamos con el mandatario y le advertimos que los shilicos somos dueños hasta de la tierra del cementerio donde nos enterraran cuando no estemos en este mundo.
Con el criterio de que el subsuelo es de todos, también podríamos pedirle que nos permita a todos los peruanos disponer de los beneficios del gas de Camisea, a un costo de 12 soles o de 15 soles o de 20 soles o aunque sea el balón de gas a 25 soles como lo pregonaba a lo largo y ancho del territorio nacional, cuando se trataba por supuesto de ganar votos, haciendo luego tabula rasa a sus promesas cuando era candidato metiéndoles literalmente el dedo a quienes le creyeron. Como lo dijera Bonaparte “la mejor forma de cumplir con la palabra empeñada, es no darla jamás”.
Y se inflama el primer dignatario de la nación cuando los cajamarquinos le reclaman sus famosas frases “el agua o el oro”, ahora calla en mil idiomas y afirma que no quiso decir lo que dijo y como somos unos ignorantes shilicos pata rajada, no se nos debe de tomar en cuenta, para qué pues cumplir ese compromiso. Pregunto donde están los garantes de la democracia, el ex mandatario de la vincha o el marqués ganador del Nobel, de quien debo confesar mi gran admiración por su inmensa obra literaria y a quien estoy empezando e ver con otros ojos por el silencio sepulcral en que está sumido, ahora no dicen nada. Ellos son a quienes debemos de agradecer el gobierno que tenemos.
Soy de los que creen que las riquezas deben de ser explotadas para beneficio de los peruanos, por consiguiente, no soy de los que piensan a rajatabla que la minería se debe de proscribir, siempre y cuando no afecten al medio ambiente por supuesto, probablemente lo que acabo de escribir hará que muchos me suelten los perros. Desde mis épocas de estudiante en la escuela fiscal 85, allá en Celendín, me enseñaron de todas las riquezas que teníamos y dibujábamos su ubicación en el mapa de la provincia en nuestro cuaderno de tapa negra, también aprendimos de todo el potencial que esto significaba para el desarrollo de Celendín, y hemos conocido de Michiquillay y de yacimientos allende del cerro Tolón, de no metálicos de caolín y de mármol y en esa misma línea en cuanta discusión hemos participado hemos coincidido que dichos recursos deben ser explotados.
El punto no es pues que los celendinos se opongan a la explotación de sus recursos, el problema surge cuando para lograr ello se pretende destruir el recurso agua, con el peligro que ello significa para los caseríos en torno a la cuenca de la parte baja, pues muchos de estos poblados han surgido a la vera de los ojos de agua o puquiales, los cuales; está demostrado no son otra cosa que las filtraciones que se dan en la parte alta de la cuenca, Celendín es un ejemplo tangible de lo que decimos, nuestro querido y emblemático “rio Grande” nace de un ojo de agua en el sector de La Tranca, el ojo de agua de el Guayao surte a todo Chacapampa, hay un manantial en la zona de Shuitute y son conocidos los ojos del Cumbe.
Pero el colmo de la estupidez humana, y otra de las razones de la protesta es pretender desecar las lagunas y otras utilizarlas como botaderos de desmonte con todos los contaminantes de la extracción del mineral. Eso es como tirarle sus desechos en la cara a los shilicos, el decir “la mina va si o si” no hará sino que el gobierno se siente a compartir la bacinilla de oro en la que nuevamente se sentará la minera que destruirá el ecosistema de nuestra provincia.
A la cascada de renuncias de viceministros y hasta del alcalde de nuestra provincia, se suma la renuncia del primer ministro que evidencia la gravedad de la crisis en el gobierno como consecuencia del problema de Conga, grave crisis que hace preocuparnos aun más. Señor presidente, escuche a los millones de esperanzados que creyeron en sus palabras y que lo encumbraron al primer poder del estado, haga oídos sordos a quienes le aconsejan por detrás de la oreja, mire usted en el espejo de la historia reciente, cómo terminaron algunos que le antecedieron.
¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN, CONGA NO VA, NO VA, NO VA...!
*
Por Víctor S. Chávez Velásquez
Arq. C.A.P. 8120
No se puede deslegitimar las protestas que sucedieron las semanas precedentes en la región Cajamarca y principalmente en el ámbito de la provincia de Celendín por el solo hecho de que quienes encabezaban dichas protestas y aparecen en los medios hayan sido autoridades elegidas por el pueblo y tengan un pasado nada santo por su militancia en grupos alzados en armas, que tanto dolor y sufrimiento causaron a la patria, hechos que por supuesto no compartimos.
Ojo de agua del río Grande en Celendín.
Hay quienes, y a raíz de la declaración del estado de emergencia, pretenden meter en un mismo saco a los extremistas que quieren sembrar el caos y a los campesinos y pobladores de Celendín, que hicieron sentir su indignación ante la pasividad cómplice del gobierno central por los atropellos que Yanacocha pretende llevar a cabo en las alturas de nuestra provincia. Salvo honrosas excepciones, periodistas y autoridades, no tienen el menor empacho en afirmar que los manifestantes han sido llevados de las narices, y que sus reclamos no tienen razón de ser. Debemos hacer conocer que Celendín es tierra de gente laboriosa, de artesanos hábiles que han hecho del tejido de sombreros de paja toquilla su modo de sobrevivir, Celendín es cuna de escritores, poetas, pintores y escultores de gran sensibilidad, y si hay algo que ha dado y sigue dando al Perú son los miles de educadores que ejercen la docencia en todo el territorio patrio, también nos caracterizamos por que tratamos de vivir en armonía con nuestro entorno.
Comuneros vigilantes de las lagunas, una actitud que debemos mantener siempre.
El jefe del Estado ha señalado que el subsuelo es de todos los peruanos, pretendiendo que puede disponer de cualquier lugar del territorio vía manu militari. Hay a quienes no les ha costado nada el pedazo de terreno donde viven, o lo han obtenido por generación espontánea, o gracias a la benevolencia de algún compadre; es bueno hacerle conocer la historia. Los shilicos, nos sentimos orgullosos de nuestros ancestros, pues quizás seamos el único pueblo que pago 14,000 pesos españoles por el lugar donde se fundó la ciudad y sus anexos, por eso discrepamos con el mandatario y le advertimos que los shilicos somos dueños hasta de la tierra del cementerio donde nos enterraran cuando no estemos en este mundo.
Con el criterio de que el subsuelo es de todos, también podríamos pedirle que nos permita a todos los peruanos disponer de los beneficios del gas de Camisea, a un costo de 12 soles o de 15 soles o de 20 soles o aunque sea el balón de gas a 25 soles como lo pregonaba a lo largo y ancho del territorio nacional, cuando se trataba por supuesto de ganar votos, haciendo luego tabula rasa a sus promesas cuando era candidato metiéndoles literalmente el dedo a quienes le creyeron. Como lo dijera Bonaparte “la mejor forma de cumplir con la palabra empeñada, es no darla jamás”.
Y se inflama el primer dignatario de la nación cuando los cajamarquinos le reclaman sus famosas frases “el agua o el oro”, ahora calla en mil idiomas y afirma que no quiso decir lo que dijo y como somos unos ignorantes shilicos pata rajada, no se nos debe de tomar en cuenta, para qué pues cumplir ese compromiso. Pregunto donde están los garantes de la democracia, el ex mandatario de la vincha o el marqués ganador del Nobel, de quien debo confesar mi gran admiración por su inmensa obra literaria y a quien estoy empezando e ver con otros ojos por el silencio sepulcral en que está sumido, ahora no dicen nada. Ellos son a quienes debemos de agradecer el gobierno que tenemos.
Soy de los que creen que las riquezas deben de ser explotadas para beneficio de los peruanos, por consiguiente, no soy de los que piensan a rajatabla que la minería se debe de proscribir, siempre y cuando no afecten al medio ambiente por supuesto, probablemente lo que acabo de escribir hará que muchos me suelten los perros. Desde mis épocas de estudiante en la escuela fiscal 85, allá en Celendín, me enseñaron de todas las riquezas que teníamos y dibujábamos su ubicación en el mapa de la provincia en nuestro cuaderno de tapa negra, también aprendimos de todo el potencial que esto significaba para el desarrollo de Celendín, y hemos conocido de Michiquillay y de yacimientos allende del cerro Tolón, de no metálicos de caolín y de mármol y en esa misma línea en cuanta discusión hemos participado hemos coincidido que dichos recursos deben ser explotados.
"...el colmo de la estupidez humana, y otra de las razones de la protesta es pretender desecar las lagunas y otras utilizarlas como botadero..."
Pero el colmo de la estupidez humana, y otra de las razones de la protesta es pretender desecar las lagunas y otras utilizarlas como botaderos de desmonte con todos los contaminantes de la extracción del mineral. Eso es como tirarle sus desechos en la cara a los shilicos, el decir “la mina va si o si” no hará sino que el gobierno se siente a compartir la bacinilla de oro en la que nuevamente se sentará la minera que destruirá el ecosistema de nuestra provincia.
A la cascada de renuncias de viceministros y hasta del alcalde de nuestra provincia, se suma la renuncia del primer ministro que evidencia la gravedad de la crisis en el gobierno como consecuencia del problema de Conga, grave crisis que hace preocuparnos aun más. Señor presidente, escuche a los millones de esperanzados que creyeron en sus palabras y que lo encumbraron al primer poder del estado, haga oídos sordos a quienes le aconsejan por detrás de la oreja, mire usted en el espejo de la historia reciente, cómo terminaron algunos que le antecedieron.
¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN, CONGA NO VA, NO VA, NO VA...!
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