martes, 20 de diciembre de 2011

OPINION. Mecidas de diálogo

Por Franz Sánchez
Las normas más elementales de diplomacia dictan que el diálogo siempre debe ser abierto y horizontal, no cerrado ni vertical. En un clima de conflicto social, es un error tener como anfitrión invitado al gobierno, como mediador, como coordinador, y como ejecutor.
Qué cultura es la sin cultura que representa la PCM, de administrar el ingreso al diálogo, excluir a los representantes sociales (que no son antojos, ni caprichos) sino que son elementos fundamentales para la representación social, para que la voz de la ciudadanía sea representada, igual que la de los comuneros, igual que la de la comunidad cristiana (iglesias), representación edil alcaldes: la sociedad en su conjunto.

Un diálogo al que solo los representantes del movimiento económico tienen derecho.

Por qué no se puso trabas para la presencia de representantes de la Cámara de Comercio de Cajamarca, por qué los que representan al movimiento económico sí tienen derecho al diálogo.
Primero que todo, ¿hay interés por solucionar el conflicto?, o hay interés por “aparentar” diálogo para oficializar firmas y seguir con la premisa férrea de persistir con un proyecto que presenta serias observaciones de impacto ambiental.
Ayer, no se le permitió ingresar, por orden de Valdés (que decía que la orden era de Humala), a tres personas: Idelso Hernández Llamo (presidente del Frente de Defensa de los Intereses de la Región Cajamarca, elegido por unanimidad por los ronderos de las 13 provincias), Élzer Elera López (Presidente del Consejo Regional), y Wilfredo Saavedra (Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca), que quizá sea el que más incomodidad genera al señor Valdés. “El señor Saavedra se ha retirado y detrás de él se ha ido el presidente regional. ¿Entonces quién es la autoridad acá, en Cajamarca?”, se preguntó
Sin embargo cómo podemos pedir no considerar a dirigentes con pasado beligerante, si el mismo gobierno se hizo un camino político a punta de balas y con toma de comisaría en Andahuaylas. Lo que no necesariamente tiene que justificarse, y es más, en mi opinión Saavedra no es fiel reflejo de las comunidades de Huasmín, Sorochuco, La Encañada o Bambamarca, quienes lejos de politizar la defensa de sus recursos, piden un retroceso de maquinarias en favor de la protección de la biodiversidad, y fundamentalmente el agua.
No se permitió debatir acuerdos inscritos en el acta, ni siquiera volver a revisarlos, que es lo más prudente antes de proceder a firmar un documento que simboliza la firma de todos y cada uno de los cajamarquinos.
El Premier Valdés, firma el acuerdo y se retira. Y luego uno se hace la pregunta ingenua: ¿si fueran los inversionistas quienes estaban sentados para la firma, Valdés se hubiera retirado de forma exabrupta como lo hizo ayer?
Lo que se necesita ahora, es reanudar las conversaciones pero con una actitud franca y clara, con un interés político claro por solucionar el conflicto. No se puede operar un proyecto que no tiene la aprobación mayoritaria de la ciudadanía, esos conflictos siempre volverán a estallar, una y otra vez.
Se plantea el cambio de interlocutor con el gobierno central, se pide un mediador independiente que no sea la representación de los intereses del gobierno, que ya sabemos con certeza, se basan en sacar adelante sí o sí, la explotación a cielo abierto.
En comunicación para el desarrollo social nos enseñan a que las agendas se deben establecer a raíz del diálogo concertado e inclusivo, no en base a la imposición. Así, se entorpece todo. Y lo que debería ser una mesa de diálogo se convierte en una mecida con simulacro de diálogo. Y eso genera más desconfianza entre ambas partes, que hace rato desconfían, la una de la otra y viceversa.
Roguemos para que tanto cajamarquinos como representantes del gobierno central, puedan dar la prioridad no a sus intereses, sino a los de la población rural principalmente afectada por imposiciones que vienen de ambas partes pero que hoy dejan un tufillo a poca voluntad política e impericia del Ejecutivo para resolver una crisis que pudo haberse desarrollado de mejor manera.

¡FUERA YANACOCHA DE CELENDIN, CONGA NO VA, Y NO VA...!
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1 comentario:

Anónimo dijo...

No puede existir acuerdo si no existe diálogo, el diáologo es imprescindible...es verdad. Sin embargo, ¿con quién dialogar? ¿quienes son los interlocutores válidos en este conflicto? ¿quienes son los que democrática y legalmente tienen la representación del colectivo en su conjunto? Esa es la cuestión. Las partes en conflicto tienen sus representantes elegidos, por un lado el gobierno y por el otro el Presidente Regional y los Alcaldes Provinciales y Regionales y las instituciones. Si no hay representatividad, si no hay capacidad de decisión entonces el "diálogo" se convierte en conversación de sordos; y allí está el problema.
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